El FC Barcelona lleva meses negociando el apellido del Camp Nou y la farmacéutica catalana Grifols ha ido claramente por delante de otras multinacionales. El programa El club de la mitjanit (TV-3 y Catalunya Ràdio) reveló el miércoles la existencia de estas negociaciones, pero la compañía se apresuró ayer a desmentir cualquier interés en este tipo de patrocinios a través de un escueto comunicado.

Según ha podido saber este diario, el club tenía muy avanzadas las conversaciones con la empresa catalana con sede en Sant Cugat del Vallés para bautizar el Estadi como Camp Nou Grifols. El club de la mitjanit aseguró que el acuerdo podría cerrarse por 400 millones de dólares por 30 años, esto es, 15 millones por temporada. El cluz azulgrana no quiso valorar la información, pero sí que estimó como demasiado elevada la cifra divulgada.

200 MILLONES / Para hacer frente a los costes del Espai Barça, la directiva había previsto unos ingresos de unos 200 millones de euros procedentes de una multinacional por los llamados naming rights. Es decir, un tercio de los 600 millones de toda la obra. Pero las negociaciones habían impulsado el optimismo de la junta de Josep Maria Bartomeu, quien había deslizado últimamente que la cifra sería sustancialmente más alta que esos 200 millones presupuestados.

El sigilo mantenido durante semanas por el club azulgrana saltó por los aires el miércoles con la información avanzada por el programa de TV-3 y Catalunya Ràdio, y falta ver ahora la repercusión que tendrá en el acuerdo. Cabe recordar que una filtración parecida frustró el apretón de manos entre la entidad azulgrana y Amazon por la publicidad en la camiseta (entre otros conceptos), contrato que acabó firmando Rakuten.

El Barça valora muy positivamente la catalanidad de Grifols, tercera mayor empresa del mundo en el sector de los hemoderivados, y considera que ello lubricaría su aprobación en la asamblea extraordinaria de socios y compromisarios en una votación insólita, ya que romperá otro tabú en la historia del club, el de apellidar el estadio, cuya reforma se ha encargado tras un concurso a Nikken Sekkei, un prestigioso estudio japonés.