El lastre de la falta de gol es lo único reprochable a una España que se quedó en un revelador 0-0, que no refleja las ocasiones del amistoso ante Portugal, con 2.500 espectadores en Lisboa, pero descubre los problemas de la selección para convertir las ocasiones en goles cuando no juega Ansu Fati, en el banquillo a la espera de la Liga de Naciones el sábado.

La selección de Luis Enrique completó una media hora inicial con una superioridad aplastante ante una Portugal desdibujada en el primer tiempo, con una presión muy eficiente y el monopolio de una posesión vertiginosa, con velocidad, verticalidad y ocasiones, pero sin gol.

La selección trianguló con maestría ante los frustrados intentos de robos de una Portugal desaparecida, en la que fue el mejor el barcelonista Trincao y que no tuvo una ocasión hasta el filo del descanso. La intensidad cayó en la segunda parte y, con un once muy alternativo, solo Adama fue capaz de desequilibrar en España. El extremo pudo debutar al tercer intento, embutido en una camiseta y con una potencia y un desborde incontenibles. Generó peligro y entregó en boca de gol la mejor ocasión española en el segundo tiempo.

Cristiano, frustrado sin gol

Cristiano Ronaldo se marchó frustrado en su persecución del récord de goles con una selección, se quedó a 8 después de rematar al larguero. Después a Sanches, que también se encontró con el palo salvador de Kepa, las mejores llegadas de una Portugal mejor en el segundo tiempo, tan desacertada ante el gol como España.

Era un amistoso exigente, para que el seleccionador pudiera probar a esa segunda hornada de internacionales que tienen que demostrar cosas para ganarse su puesto en la convocatoria de la Eurocopa del próximo verano. Entre los que pueden dar un paso adelante, Luis Enrique le dio la alternativa a los centrales. Diego Llorente y Èric García fueron más solventes de lo esperado. Este último mostró una fiabilidad asombrosa con el balón en los pies, con un inicio de jugada limpio y con recursos que vitalizó a la selección.

Entre la multitud de opciones que tiene Luis Enrique en el centro del campo, el inicio de Canales y Ceballos fue prometedor, con juego vertical entre líneas, con vocación ofensiva, con una asociación constante con la movilidad de los atacantes y con un buen número de llegadas con peligro al área. Después jugaron Mikel Merino y el debutante Campaña, pero el equipo estuvo lejos del nivel del primer periodo.

Con Oyarzabal en Madrid por el protocolo más restrictivo de la UEFA tras los test de coronavirus, fue titular Dani Olmo. El atacante egarense del RB Leipzig fue un soplo de aire fresco en la selección, una opción permanente para combinar y una garantía de verticalidad.