Cuando se pregunta en las salas del poder del Camp Nou sobre si existe alguna posibilidad real de importar a Neymar de París, la reacción predominante consiste en vehementes aspavientos de negación. Nadie parece creer que exista un interés verdadero. Ni siquiera que se vaya a intentar, por mucho que los pesos pesados del vestuario realicen llamamientos desde la distancia a favor de la reagrupación. Para todos aquellos consultados por este diario, el caso del brasileño es como una caja de serpientes que no apetece ni conviene abrir de ninguna manera. ¿De dónde surge, pues, todo la estridencia sobre su vuelta?

El origen del ruido podría apuntarse al propio Josep Maria Bartomeu. También a la confesada voluntad del futbolista de deshacer el camino andado. Cuentan en el Camp Nou que el presidente ha comunicado a su equipo técnico que este es, a su juicio, un verano muy relevante para el club azulgrana. Ha comparado su trascendencia al del 2008, cuando Pep Guardiola asumió las riendas del primer equipo.

El dirigente, al parecer, entiende que la actual ventana de contrataciones va a ser muy intensa en todo el mercado europeo, con muchos equipos potentes vaciando sus cajas de ahorros con fuertes inversiones, como el Real Madrid, el Atlético de Madrid, los equipos de Manchester y el propio París SG. En este contexto, el presidente habría pedido a los responsables técnicos estar con los ojos muy abiertos sobre lo que acontece en los próximos días y semanas en el bazar multimillonario de futbolistas de marca. Y ahí entra Neymar.

Se interpreta en el círculo presidencial que Bartomeu no quiere dejar pasar la oportunidad de intervenir de alguna forma en la operación de salida de Neymar del PSG, si es que finalmente Nasser Al-Khelaïfi, el amo de la entidad francesa, opta por ponerlo en venta. ¿Para tratar de ficharlo? No exactamente. Existe la creencia de que Bartomeu, en realidad, "va a intentar lucharlo, posiblemente solo para encarecer su precio", confiesa una fuente interna, en función del pretendiente.

El diario ‘Le Parisien’ publicó que el jeque catarí está dispuesto a aceptar una oferta de 300 millones de euros, algo más de los 222 millones que pagó en su día al FC Barcelona en una operación que aún escuece en Aristide Maillol. Al-Khelaïfi ha exteriorizado su hastío con la actitud veleidosa del jugador, le ha amonestado con contundencia en un par de medios de prestigio de Francia, pero los dirigentes azulgranas aseguran no tener constancia de que quiera desprenderse de él, ni directa ni indirectamente, al menos a fecha de hoy.

Dos, imposible

Conoce la directiva el deseo de Neymar de regresar a Barcelona y reunirse con sus amigos del vestuario, que no son pocos. Pero nadie debería contar con ello, reiteran desde el Camp Nou. Ya no solo por lo alambicado y costoso de la operación, tanto material como emocionalmente, si no porque se da por descontado el fichaje de Antoine Griezmann, por 120 millones a partir del 1 de julio según figura en su cláusula, salvo giro sorprendente de última hora como el año pasado. Y hay sitio para uno, pero no dos gallos en el corral.

"Fichar a los dos futbolistas es totalmente insostenible", indica una fuente solvente del club. No únicamente por los problemas de campo que supondría para Ernesto Valverde combinar a tanto galáctico en ataque, sino sobre todo por una obvia cuestión de ajuste salarial. Los costes de la plantilla ya son suficientemente elevados como para agregar más tensión a las costuras con dos fichas colosales.