La Policía Nacional ha detenido en Murcia al exjugador, empresario y agente de futbolistas Enrique Pina, conocido como Quique Pina y actual consejero delegado del Cádiz CF, en una operación contra el blanqueo de capitales procedente de traspasos de jugadores y otras actuaciones irregulares.

La detención de Pina (Murcia, 1969), un controvertido empresario cuya trayectoria como gestor deportivo ha estado acompañada por el éxito y la duda, se ha producido a las 8.00 horas en su domicilio de la localidad murciana de Molina de Segura y, de momento, es el único arrestado.

Mientras la Policía registraba las dependencias del Granada, club del que fue presidente, y del Cádiz, del que actualmente es consejero delegado y responsable del área deportiva, también intervenía diversa documentación en el registro practicado en la vivienda de Pin.

Según han informado a Efe fuentes de la investigación, la operación está siendo llevada a cabo por agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), ordenada por el juzgado central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, que dirige José de la Mata.

Pina, que permanece en dependencias policiales, fue propietario del Club de Fútbol Ciudad de Murcia, con el que ascendió hasta la Segunda División, fue presidente del Granada CF y en 2011 asumió la dirección deportiva del Cádiz, club del que actualmente es consejero delegado.

Las fuentes consultadas han precisado que los agentes de la UDEF, además de en Cádiz, Granada y el domicilio de Pina, han efectuado también registros en Murcia y en Barcelona.

DEL CÉSPED AL DESPACHO / Tras no triunfar en el césped como jugador, Pina alcanzó la fama y el prestigio fuera de los terrenos de juego; primero siendo mediador y pieza clave en la llegada de importantes futbolistas a España, caso de Riquelme, Anelka, Saviola o Vieri; y, después, al frente de clubes como el Ciudad de Murcia, el Granada o el Cádiz.

Una lesión cuando jugaba en el Mérida le obligó a cambiar el pantalón corto por los despachos y en estos, fue protagonista de hitos como llevarse la plaza del Ciudad de Murcia a Granada para ser ocupada por el Granada 74, una operación sin precedentes en el fútbol español.

En la ciudad de la Alhambra, se colocó al frente del histórico Granada CF, que estaba en Segunda B y al borde de la desaparición por las deudas; y se asoció con el italiano Gino Pozzo, actual dueño del Udinese italiano y del Watford inglés, para llevar a la entidad de la quiebra casi total al saneamiento y a Primera División.

Murciano e italiano tejieron una red de relaciones entre los tres clubes con muchos jugadores cambiando de país y de entidad, a la vez que basaban el éxito económico de los mismos en adquirir un gran número de futbolistas prometedores a buen precio y venderlos posteriormente una vez alcanzado el éxito.