La cuenta atrás hacia el día más importante de la historia del fútbol femenino del Barça ya está en marcha. El equipo de Lluís Cortés se medirá este sábado con el Olympique de Lyón en la final de la Champions en Budapest. La expedición azulgrana partirá este jueves hacia Hungría en un viaje lleno de ilusiones. La idea es culminar con éxito una preciosa aventura que empezó en septiembre con una derrota en Kazajistán, el único tropiezo de una trayectoria ejemplar que tuvo su penúltimo episodio ante el Bayern en semifinales. Ahora toca el reto más difícil: tumbar al campeón de las tres últimas ediciones.

El nombre del Lyón impacta. También su equipo lleno de estrellas, pero el Barça no se arrugará, empezando por su técnico, que llegó en enero al banquillo en lugar de Fran Sánchez y este lunes fue renovado hasta el 2020. “La Champions es un premio, es un extra. Hay que competir al máximo, vamos con toda la ilusión y con toda la ambición del mundo. Vamos a darlo todo para ganar”, proclamó el entrenador. “No ser favoritos es bueno. Estamos acostumbrados en la Liga a todo lo contrario, a tener que ganar siempre. Ahora jugaremos con las cartas cambiadas. Eso nos quita presión, partir sin esa etiqueta es bueno”, agregó.

Fieles al estilo

Las chicas han logrado un éxito que se le escapó a los chicos, eliminados por el Liverpool en las semifinales. “No tenemos que vengar a nadie. Lo que pasó en Anfield son cosas que pueden suceder, ellos están haciendo una gran temporada. Nosotros hemos ido de menos a más y queremos presentar a Europa que estamos preparados para competir por la Champions”, dijo Cortés, que se refirió también a un tema clásico en Can Barça. “Tenemos que ser fieles a nuestro estilo, a nuestra idea. Si queremos hacer algo muy diferente en la final nos equivocaremos”.

Las jugadoras del Barça, con Mapi León al frente, en el entrenamiento de este miércoles. / JOAN CORTADELLAS

El excelente papel del Barça en Europa llega en un año en el que se están batiendo registros de asistencia en los estadios. El fútbol femenino está de moda y un título en Budapest sería la guinda. “Jugar una final de Champions es un reconocimiento, no solo a nuestro club sino a todo el fútbol español. Se está haciendo un gran trabajo en clubs, federaciones, escuelas de barrio… Se está invirtiendo en el fútbol femenino y hay que seguir trabajando en esa línea”, reflexionó Cortés.

Componentes emocionales

El preparador se llevará a todas sus jugadoras a Budapest. “Hay un ambiente de ilusión, de inquietud. Todas están deseando jugar ya. Hay que disfrutar del momento y del proceso. Debe ser un día especial para todos, quién sabe si volverá a repetirse”.

En el once de la final no estará Hamraoui, que no podrá enfrentarse a su exequipo al ser expulsada en la vuelta de las semifinales ante el Bayern. Su ausencia en el centro del campo es capital, pero el técnico mantiene su discurso optimista. “Una eliminatoria a doble partido sería más difícil, pero a un partido, siendo una final con componentes emocionales que pueden influir, puede pasar de todo. A un partido todo es posible, nosotros lo hemos sufrido a favor y en contra”, insistió Cortés.

El mejor espejo

El referente más cercano que avala su argumento es la final de la Copa de la Reina del último fin de semana, que acabó con triunfo de la Real Sociedad ante el Atlético, campeón de Liga por delante del Barça. “No siempre gana el que los medios o casas de apuestas etiquetan de favorito. Está claro que hay que hacer muchas cosas bien pero se puede”, declaró Cortés, consciente de que esta final puede ayudar a consolidar un proyecto al alza.

Los pronósticos no acompañan a las azulgranas. En la casa de apuestas William Hill, por ejemplo, se paga a 1,28 el triunfo francés, mientras que el título catalán cotiza a 7 euros. Poco importa eso al Barça, que se encuentra ante una cita clave. “Estamos en la dirección correcta, pero debemos mejorar para crecer aún más como club y como equipo. Tenemos que acabar el partido con la sensación de que se ha hecho todo lo posible para tener un final feliz”, comentó el míster.

Cortés considera a su rival del sábado el mejor modelo posible. “El Lyón hizo una apuesta muy fuerte hace años y es normal que nos lleve ventaja. Es un buen espejo en el que mirarse. A todos nos gustaría estar en su sitio, pero tenemos que hacerlo a nuestra manera, sin olvidarnos de quienes somos”, concluyó.