La jerarquía del Barcelona, en busca del trigésimo título de Copa y cuarto consecutivo, así como el crecimiento del Sevilla en los últimos quinquenios, con 17 finales en distintos torneos, se miden esta noche (21.30, TVE-1) en una final que se estrena en el nuevo estadio del Atlético de Madrid, el Wanda Metropolitano.

Para el equipo barcelonista, es el primer título que anhela Ernesto Valverde, con el que quiere iniciar su legado en el banquillo azulgrana. Si la suerte le sonríe a los culés, estos tienen a tiro un doblete, pues si ganan la final al Sevilla quedarán a un suspiro de obtener la Liga, a la que le faltan cinco partidos con el Barça en una posición claramente ventajosa. El equipo viene de un empate en Balaídos (2-2), en un

encuentro que se le puso complicado por el empuje del Celta, que a pesar de tener muchas ocasiones

de marcar, al final acabó igualando en una jugada ilegal, en la que Aspas marcó con el brazo.

El Barcelona llegará a Madrid relativamente fresco, debido a que Valverde concedió descanso en el último choque a casi todo el equipo que se aventura como titular. Piqué, Sergio Busquets e Iniesta ni viajaron a Vigo, y tampoco lo hizo Ivan Rakitic, que se quedó en Barcelona recuperándose de una fractura del primer

dedo de la mano izquierda, que se produjo en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones contra la Roma, y que no le debería impedir estar en el Wanda Metropolitano después

de recibir el alta el jueves. La final la volverá a jugar Jasper Cillessen, el meta titular en la Copa. Y solo cabe la duda de, si al final están aptos los renqueantes Sergio Busquets e Ivan Rakitic, si Valverde se atreverá con un 4-3- 3, lo que habilitaría a Dembélé junto a Messi y Luis Suárez en punta, o bien por el 4-4-2, en el que Coutinho podría entrar junto a los tres clásicos del centro del campo: Rakitic, Sergio Busquets e Iniesta.

Por su parte, el Sevilla afronta esta final con unos dientes de sierra en su rendimiento y con lagunas

en el juego que dejan dudas para medirse al potente rival. Ello motivó que el pasado diciembre el argentino Eduardo Berizzo fuera sustituido en el banquillo por Vincenzo Montella, pero el italiano no ha sabido equilibrar al equipo, que llega a estas alturas de la temporada sin opciones de clasificarse ente los cuatro primeros de LaLiga y seguir así el próximo curso en la Liga de Campeones. Sí se vio con el preparador napolitano al Sevilla competitivo en los torneos por eliminatorias, y en la Liga de Campeones

superó en octavos al histórico Manchester United y se plantó 60 años después en unos cuartos de final que les midió a otro histórico como el Bayern Múnich, al que le hizo sufrir para superar la ronda.

En la Copa también llegó con autoridad en la final, incluido el pase en los cuartos ante el Atlético, al que ganó en el escenario del partido de esta noche por 1-2 y también en el Pizjuán por 3-1.

En cualquier caso, el equipo llega a esta final con siete partidos consecutivos sin ganar -cinco de liga y dos europeos-, con tres derrotas y cuatro empates en los que la tónica general fue la falta de efectividad cuando se presenta ante el marco rival.

Dejó un sabor agridulce el reciente partido liguero ante el Barça en feudo sevillista, donde los andaluces ganaban 2-0 en el minuto 87 y solo al final el equipo catalán encontró el empate, aunque los de Montella tutearon a su rival y ello se toma como base para afrontar esta final copera.

Montella sólo cuenta con la baja del central danés Simon Kjaer, lesionado hace un par de semanas. Así, pocas incógnitas se plantean en el once sevillista, sólo con la duda del jugador que actuará en punta, puesto para el que habitualmente optan el colombiano Luis Muriel y el francés Wissam Ben Yedder pero en el que también tiene opciones Sandro Ramírez, quien lo ha hecho bien en las últimas oportunidades que gozó. En cualquier caso, el equipo estará apoyado por una masa de incondicionales, después de que

el club distribuyera en su totalidad las aproximadamente 24.000 localidades que le puso a su disposición

la Federación Española, que se ilusionan con llevarse a la que la sexta copa para las vitrinas del Sánchez Pizjuán.