Tras conseguir la victoria de etapa, Nacer Bouhanni escribió en su cuenta de Twitter «no soy un chico malo». Él es un velocista exigente, al que le cuesta ganar, como a tantos otros, el que se enfada cuando pierde, como infinidad de deportistas. Trata de controlar un carácter, que a veces se irrita, el que necesitaba para ser el mejor boxeador de Francia, su primera afición, antes de convertirse en ciclista profesional y mucho, mucho antes, de recompensar al conjunto Cofidis con un triunfo en la ronda española.

Bouhanni juega en otra liga distinta a los líderes que han acudido a esta Vuelta, al igual que el ciclista procedente de Baena, Jorge Cubero, que estuvo en la fuga de la etapa durante bastantes kilómetros con Richi Porte y Maté, hasta el punto de que obtuvo el premio de la combatividad.

Pero, los protagonistas son los favoritos, los que camino de San Javier, Murcia, la tierra de Alejandro Valverde, luchaban por no quedar cortados por un viento lateral que hizo añicos al pelotón. Furia por no perder la rueda de la bici que precede y mala suerte la de Kelderman, el ciclista holandés que fue cuarto hace un año en Madrid y que, al igual que Thibaut Pinot, otro de los favoritos, se dejó 1.44 minutos por culpa del aire del Mar Menor.

Pero Bouhanni iba a lo suyo protegido por sus compañeros del Cofidis, los ciclistas de un equipo que pelea muchas veces contra las tempestades por ganar una etapa en una carrera grande.

LA REFLEXIÓN

«Soy un personaje público y debo convivir con las cosas que se dicen de mí. Pero lo que yo hago es entrenarme y sobre todo sobreponerme al accidente que sufrí el año pasado, en Yorkshire, y que me pudo costar la vida». Su cabeza impactó contra el asfalto. Fue evacuado al hospital y se pasó meses con problemas en la vista. No veía bien, se le cruzaban las imágenes y, así, claro está, no se puede combatir en un esprint, entre los mejores, ya sea en el Tour, del que ha estado ausente este año, o en la Vuelta.

«Él se exige a sí mismo y nos exige a nosotros», explicaba su compañero andaluz Luis Ángel Maté, El Lince, el corredor que se ha escapado cada día menos el miércoles y que lidera la clasificación de la montaña (Molard es el líder de la carrera), en una Vuelta que, hasta ahora, y en términos de dejarse ver, le está saliendo redonda al Cofidis.

La vida deportiva de Bouhanni está llena de calamidades; de encontrarse siempre en el momento equivocado y ser el centro de la polémica sin querer serlo. Pero cuando está en forma, como en San Javier, muy pocos son los que le pueden ganar, aunque se lleve el noble apellido de Van Poppel, como es el caso de Danny, del Lotto Jumbo, segundo tras Bouhanni e hijo de Jean-Paul, uno de los grandes velocistas del mundo de finales de los 80 y principios de los 90. Pero sigue siendo la mayor garantía del Cofidis para lograr triunfos como en la mayoría de carreras a las que acude su equipo.