El vehículo que conducía el futbolista José Antonio Reyes circulaba a una velocidad estimada de 237 kilómetros por hora en un tramo de máximo 120 km/h, según revela el atestado de la Guardia Civil del accidente mortal del delantero, informa 'Mundo Deportivo'. Por su parte, La Sexta afirma que no se precisa la velocidad a la que circulaba. La cadena revela que el informe policial apunta que el accidente se habría producido por una "distracción" al volante. La cadena explica que la Guardia Civil expone que esa distracción le hizo chocar contra una de las barreras laterales de la calzada, provocándole así el reventón de rueda que suposo la pérdida definitiva del control del coche.

Hasta ahora, las primeras conclusiones de la investigación apuntaban a que el accidente que causó la muerte de Reyes y de uno de sus parientes y provocó heridas muy graves a otro se originó por la pérdida de control de vehículo como consecuencia del reventón de una rueda.

Mercedes Brabus S550 de 380 CV

El Mercedes Brabus S550 de 380 CV del futbolista chocó contra unos bloques de obra y luego volcó y se incendió, a unos 200 metros del punto del que se salió de la autovía A-376.

Según las mismas fuentes, Reyes (que poseía varios automóviles de gran cilindrada, entre ellos un Ferrari) hacía varios meses que no cogía ese coche. Los investigadores apuntan la hipótesis de que las ruedas no tuvieran la presión adecuada.

"Actitud temeraria"

El presidente de la Asociación DIA de Víctimas de Accidentes, Francisco Canes, ha afirmado este lunes que la actuación del futbolista fue "una temeridad que podría haber tenido peores consecuencias si hubiera impactado contra otro vehículo". En declaraciones a Servimedia, Canes ha lamentado "en primer lugar la muerte del jugador y de su acompañante" y ha expresado su deseo de que la otra persona implicada se recupere.

"Pero esto no quita que seamos críticos con su actitud temeraria. Ir a casi 240 kilómetros por hora es una barbaridad. Ha puesto en peligro no sólo a él y a sus acompañantes, sino al resto de los usuarios de la vía. Ahora mismo podríamos estar hablando de una tragedia mayor por su imprudencia. Podríamos estar lamentando la muerte de una familia por su exceso de velocidad. O de más personas si el coche hubiera pasado al carril contrario. No quiero ni imaginármelo", ha indicado.

Convertir el accidente en lección

Canes ha reclamado hacer pedagogía de la desgracia: "Este accidente debería servir para darnos cuenta de que el exceso de velocidad mata. El caso es tremendamente temerario. Debemos darnos cuenta de que no vamos solos en la vía y que lo que nosotros hagamos tiene consecuencias no sólo en nosotros mismos y los que nos acompañan, sino en todos los que circulan por las carreteras".