Íntimos hasta el punto de hacer una vida casi en común, Luis Suárez y Leo Messi tienen algo más para compartir: la misma lesión muscular. El tiempo que pasan juntos discurrirá por unos días en las camillas de la enfermería de San Joan Despí y bajo los cuidados de los fisioterapeutas. Una roturita en el sóleo les reúne en el lugar menos deseado para el futbolista.

Messi se lesionó en el primer entrenamiento después de las vacaciones y Suárez cayó recién traspasada la primera media hora de Liga en Bilbao. El parte médico de cada uno difiere en la extensión del redactado, pero en ambos casos coincide en el diagnóstico (señala el sóleo de la pierna derecha) y en el pronóstico: "La evolución marcará la disponibilidad".

DOS SEMANAS

El club precisó que las molestias de Messi revelaron "una lesión de grado uno". Es decir, el grado mínimo. Se la produjo el 5 de agosto, y ha permanecido ausente de la dinámica del equipo (y de los entrenamientos) dos semanas. El jueves aún no se había incorporado al grupo. De estar recuperado para el siguiente partido de Liga (el próximo domingo 25 de agosto ante el Betis a las 21 horas) se habrán cumplido tres. No está claro que lo haga. "No arriesgaré con ningún jugador, y menos con Leo", advirtió Valverde el jueves sobre el astro.

Suárez tiene una lesión, a secas, y es fácilmente deducible que pueda estar fuera un par de semanas, con lo que se perdería los partidos ante el Betis y la visita a Osasuna (31 de agosto, 17 horas). Después hay un parón con partidos de selecciones. La Liga se reanudará el 14 o el 15 de septiembre ante el Valencia. A continuación empezará la Champions League.

LA FALTA DEL 9

La ausencia de Messi (si se confirma) y Suárez para el próximo encuentro dejaría la delantera del Barça en cuadro. Reducida a Dembélé y Griezmann. Valverde debería recurrir a Rafinha (si continúa en el Barça y no se traspasa) o al joven canterano Carles Pérez. Recién cedido Coutinho al Bayern de Múnich, el campeón sufrirá una insólita carestía de delanteros. Y tratándose de Luis Suárez, su baja recuerda la falta de un recambio específico para el único nueve de la plantilla.

Un déficit que no se ha paliado desde que se marchara Paco Alcácer el verano pasado al Dortmund (ayer marcó dos goles) y Munir (lo más parecido a un nueve), en invierno. Ninguno de los otros delanteros era o es un referente del área. Tampoco Griezmann, invisible en San Mamés cuando jugó en el centro del ataque.