Siempre se gastaban bromas en el paddock. A menudo, en algunos países, se jugaban unas manos de póker. Fernando Alonso siempre dijo que Robert Kubica era un buen tipo y uno de los mejores pilotos, si no el mejor, de su generación, la de Lewis Hamilton y Nico Rosberg, con quien coincidió en categorías inferiores. Kubica (Cracovia, Polonia, 7 de diciembre de 1984), desgarbado, de voz grave, logró su primer podio tres carreras después de debutar en mitad de la temporada 2006 con BMW. Dicen que la fe en el Papa Juan Pablo II --del que siempre llevó una foto-- le salvó en un dantesco accidente en Canadá 2007, y un año después, ganó allí mismo su primera carrera y dio el liderato a BMW en aquel año.

Robert era la piedra angular sobre la que Renault (entonces Lotus) iba edificar sus triunfos. Era también uno de los deseos de Ferrari para hacer de compañero de Alonso, pero un accidente en un rally en 2011 le dejó prácticamente inútil del brazo y la mano derecha. Seis años después, Alonso —“Ojala Robert pueda volver a la F-1— dio sus últimas vueltas con el motor Honda en los test de Abu Dhabi en la misma jornada en la que Kubica completó 100 vueltas con el Williams a la espera de la decisión de Frank y su hija Claire para hacerle o no correr en 2018.

Operaciones y rehabilitaciones

Primero salvó la amputación del brazo y la mano. Después no desesperó ante los enormes dolores, y año tras año, Robert se sometió a operaciones y rehabilitaciones nuevas mientras poco a poco regresaba al pilotaje con pruebas de diferentes modelos y competiciones aquí y allá. La posibilidad de regresar a la F-1 tomó cuerpo cuando este verano pudo superar con un Renault el centenar de vueltas a un ritmo de competición. En Abu Dhabi volvió a repetirlo.

Fernando Alonso posa antes del Gran Premio de Adbu Dhabi del domingo pasado / VALDRIN XHEMAJ (EPA)

Pilote o no para Williams el año que viene, ya ha ganado la batalla de la recuperación. "Creo que ha sido un buen día. Estoy bastante contento con mis tandas largas, que ya habían sido buenas en los test anteriores. Estoy contento y eso demuestra que el trabajo que he hecho, mi forma de pilotar, está dando sus frutos", explicó al bajarse del Williams FW40. "Tengo que estar contento porque sé de qué lugar vengo. Si no pasa nada, si no corre en 2018, valió la pena intentarlo. Si esto es un principio, creo que es un buen principio y que sólo podemos ir a mejor... Seguramente es por eso que mi confianza es bastante alta, que confío en que puedo hacerlo", añadió.

Último test

El polaco se sintió mejor que en el último test en Hungaroring del pasado verano. "Veo grandes mejoras. No quiero volver porque sí, porque si me diesen la oportunidad y viera que no tengo la confianza de poder hacerlo, no volvería.. No tendría sentido hacerlo. Soy muy exigente conmigo mismo, me he puesto unas exigencias altas y eso no ha cambiado", afirmó. “Lo último que querría es convencerme de que puedo hacerlo y luego pasarlo mal. Hay preguntas que debe responder el equipo, pero otras las debo responder yo. En general, veo mejoras día a día. Puedo esperar que las cosas vayan a mejor. Le he dedicado mucho esfuerzo y veo que hay una buena oportunidad de que pueda hacerlo", apuntó.

“Este es mi último test. Si las cosas siguen adelante, nos veremos a finales de febrero. La mayoría de preguntas se han respondido de forma positiva. Si me diesen la oportunidad, es probable que siga mejorando", destacó Kubica. "Tengo algunas limitaciones, pero tengo que adaptarme, entender mi cuerpo. Algo muy positivo es la reacción de mi cuerpo. Me noto más natural cada vez que me subo a un Fórmula 1. Eso me da mucha confianza. No sé qué traerá el futuro, pero estos 12 meses han sido buenos", destacó.