Melbourne, un trazado precioso, semiurbano, único, ha vuelto a ser el lugar escogido por la F-1 para su bautismo. Ha empezado el Mundial de F-1 y, como siempre, dominan los campeones, dominan el británico Lewis Hamilton y su plateada flecha, Mercedes. Las dos primeras mangas de entrenamientos libres de la temporada confirmaron algunos de los pronósticos. Mercedes ha trabajado muy duro para enjugar la ventaja que le separaba de Ferrari en los test de invierno; Red Bull no llega al nivel de prestaciones puras de los dos grandes; Alfa Romeo lidera el grupo de siete equipos de la clase media entre los que McLaren tendrá muchas dificultades para entrar los diez mejores coches, y Williams será por muchos grandes premios el coche más lento.

Lewis Hamilton y su flamante Mercedes, en los ensayos de hoy en Melbourne. / AFP / ASANKA BRENDON

La primera manga registró el mejor tiempo de Hamilton, con apenas unas milésimas de ventaja sobre los Ferrari de Sebastian Vettel y Charles Leclerc, mientras que en la segunda manga, el inglés volvió a marcar el mejor crono, secundado por su compañero Valtteri Bottas, mientras los Ferrari, ocupados en encontrar el mejor rendimiento de los neumáticos con más carga de gasolina, finalizaron a ocho décimas de las flechas de plata. Con todo, Leclerc fue víctima de un trompo en los minutos finales, mientras que Vettel se quejó por radio de “falta de equilibrio” del coche, sobre todo, en las curvas 1 y 4. Ferrari, deberá trabajar esta noche en los reglajes, porque dada la igualdad con Mercedes, cualquier error en la configuración le puede dejar sin opciones.

Carlos Sainz, el único español en la temporada 2019 de F-1, dejó para última hora sus tandas rápidas y fue el penúltimo en marcar su registro final, quedándose en la decimocuarta posición, igual que en la primera sesión. El madrileño superó en seis décimas a su compañero de equipo, Lando Norris.

LECLERC, ¿EL TERCER HOMBRE?

Se ha dejado algunos incipientes pelillos a modo de perilla para intentar disimular su cara de adolescente. Se llama Charles Leclerc, es monegasco, tiene 22 años, viste un mono rojo y está dispuesto a dinamitar la hegemonía de Lewis Hamilton —cinco títulos— y Sebastian Vettel —cuatro— los férreos dominadores de la F-1 en la última década con nueve títulos en 11 años. El Mundial 2019 arranca este fin de semana en la otoñal Melbourne con un nuevo duelo entre Ferrari y Mercedes al que Red Bull quiere sumarse.

El joven Charles Leclerc y el nuevo jefe de Ferrari F-1, Mattia Binotto, luciendo brazaletes negros, en los ensayos de hoy del GP de Australia, por la muerte del legendario Charlie Whiting, director de carrera. / EFE / DIEGO AZUBEL

Al paddock de Albert Park ha llegado Williams con Robert Kubica —ocho años después de su accidente y con movilidad reducida en su brazo derecho— el coche a medio hacer y el cartel de colista. Y por el medio, un grupo de siete equipos, entre los que se espera mucho de Alfa Romeo y Renault, y en el que se encuentra McLaren, el equipo en el que Carlos Sainz ha heredado el volante de Fernando Alonso. Después de 18 temporadas, el paddock echa de menos al bicampeón asturiano que esta noche conducirá al otro lado del Pacífico, en EEUU. su Toyota del Mundial de Resistencia.

RED BULL QUIERE CRECER

“Adrian Newey apenas ha dormido desde que comenzaron los test de Barcelona”, dice Christian Horner, el jefe de Red Bull, de su diseñador, del gurú de la aerodinámica. La escudería estrena motorización Honda y ha hecho un trabajo enorme en el chasis para alcanzar a Ferrari y Mercedes. “Hemos forzado al máximo todo y podremos estrenar en Melbourne las actualizaciones que teníamos previstas para China”, confirma Horner. Aún así, Max Verstappen, el niño terrible de la F-1, tiene difícil luchar por el título, aunque nadie se extrañe si gana tres o cuatro carreras. Es un rival del holandés en el kárting, otro enorme talento de 22 años, Charles Leclerc, quien sí parece en mejores condiciones de acabar con el dominio de Vettel y Hamilton. Conducirá el coche más rápido en el inicio de mundial, pero tendrá que batir a Vettel, el tetracampeón, con el mismo coche, y a Hamilton, en pentacampeón, con el monoplaza que ha dominado los cinco últimos años… Parece una tarea imposible, pero son muchos los que ven capaz de hacerlo al campeón de la GP3 y la F-2, que el pasado año acumuló experiencia en su primer año en F-1 con Alfa Romeo.

Sebatian Vettel y el equipo Ferrari entrenan el cambio de ruedas en Melbourne. / AFP / PETER PARKS

"No es que los test tengan una lectura difícil. Dijimos que teníamos que trabajar, no mentíamos, debemos hacerlo”, desvela Hamilton en la sala de prensa de Albert Park. “hemos trabajado y lo seguimos haciendo muy duro, y confío mucho en lo que pueda pasar en dos carreras”. Mercedes trabaja a destajo para restañar esas tres décimas que le separaban de Ferrari en el invierno. “Estamos más preparados que nunca”, admite Vettel, quien ya asume que su principal rival, está en el garaje de al lado. “Creo que nuestro jefe, (Mattia Binotto), ha sido claro: tenemos libertad para luchar entre nosotros”.

LAS DUDAS DE SAINZ

En esa cerrada lucha incidirán pequeños detalles como la nueva construcción de los neumáticos Pirelli —este año se simplifica la nomenclatura a duro, medio y blando para cada carrera— que tan poco gustan a Hamilton, o la posibilidad de su sumar un punto al lograr la vuelta rápida siempre que se acabe entre los 10 primeros. El aumento en la carga de combustible —de 105 a 110 kilos— y las restricciones en el alerón delantero deberían favorecer la lucha y los adelantamientos, sobre todo, en esa zona media de 14 coches en la que Sainz debe pelear con el que el año pasado era el peor coche de la parrilla junto a Williams. “No sabremos donde estamos hasta la clasificación, pero sería feliz si entramos entre los diez primeros de la clasificación y de la carrera”, avanza el madrileño.