Hacía tiempo que a Córdoba le hacía falta una visita como esta. Una inyección de rock and roll directo a la médula, a la manera clásica. Sota, caballo y rey del manual de cómo enganchar en dos segundos a la audiencia y ponerla a bailar o, como mínimo, a «inflar colchonetas» con los pies. «Altos, rubios, y delgados, como un cigarrillo». Así fue como los definió un amiguete y de donde surge el curioso nombre de este grupo valenciano que ya ha teloneado a los mismísimos AC/DC y a Jagger y su banda.

Los Zigarros representan la semilla incorruptible del rock, últimamente algo huérfano de alimento sonoro y de cultivo intensivo por parte de la infinidad de tendencias y, a veces, estrambóticos maridajes musicales que llenan la nutrida oferta en las ondas.

El grupo de los hermanos Tormo, Ovidi y Álvaro posee los ingredientes básicos, una vuelta a los cimientos donde se empezó a construir y desperezarse el rock. Una mirada a Tequila, Burnning, M-Clan, Deltonos, Loquillo y, por supuesto, a Elvis, Chuck Berry o Little Richard, es una clarificadora tarjeta de visita que despeja toda duda de que estamos ante uno de los herederos de ese «arca perdida» llamada rock & roll.

Tienen solo tres discos, de momento, y llegan a Córdoba presentando su última creación, fechada en este mismo año y titulada Apaga la Radio. Un disco con el que acometen una gira por todo el país que está dejando huella entre los fieles al rock, concebido como arte completo, como lenguaje y estética musical y personal, una fuerza brutal y magnética, capaz de salvar vidas dando significado a la existencia. Es su sello de fuego, sin paliativos.

Completan la formación los inseparables Adrián Ribes en la batería y Nacho Tamarit en el bajo. Juntos exhiben de nuevo sus cartas en esta nueva partida, en esta nueva entrega que sigue bebiendo de esa fuente inagotable. Canciones de tres acordes, letras que se entienden y con las que cualquiera se podría identificar e incluso historias que cualquiera podría protagonizar, planos de guitarras impactantes y ni rastro de experimentos actualizados. La fórmula de siempre, no por eso infalible, pero sí de apuesta firme. En los comienzos, los hermanos Tormo tocan en bandas distintas y van aprendiendo todo lo que enseña la carretera, los conciertos casi sin público y la complicidad entre los componentes de la banda.

Tendrían que pasar unos años, hasta que los dos hermanos se junten y formen Los Perros del Boogie, grupo de rock clásico que bebía de las grandes bandas de rock español.

Carlos Tarque (M-Clan) canta en uno de sus temas (De nada sirve hacerse mayor) y participa en el video clip promocional, dándole un empuje extra y aportando credibilidad al proyecto. Al mismo tiempo, medios radiofónicos se hacen eco del éxito de la banda. De ahí vendrían conciertos compartidos con M-Clan, Coque Malla, Burning… Y agotar las entradas en algunos locales.

En el verano del 2011, la promotora de conciertos Live Nation les ofrece tocar con la banda australiana AC/DC en los dos conciertos programados en España. Cierran la gira de presentación del disco Black Ice, tocando en La Cartuja de Sevilla y en el estadio San Mamés de Bilbao. Ese espaldarazo, el de Andreu Buenafuente más tarde en la televisión, y su propio equipaje musical les hacen entrar en la historia viva de este país, donde la flecha de los Zigarros da en el blanco con su bendita desnudez y seguirá, sin duda, escribiendo interesantes páginas.

CÓRDOBA

SALA HANGAR

VIERNES 22

22.00 HORAS