Siguiendo nuestro recorrido por los municipios de la comarca de la Subbética, le llega el turno a Rute, al que dedicaremos un buen número de reportajes a lo largo de las siguientes semanas. Esta hermosa villa recibe al viajero con el aroma de sus anisados y el sabor de sus riquísimos dulces de Navidad, constituyendo las destilerías de anís una tradición de gran raigambre que lo ha hecho famoso en todo el territorio nacional. Pero nosotros vamos a ofrecer una visión diferente de Rute, centrada en el estudio de su extenso territorio municipal que, como tendremos ocasión de comprobar, ofrece variados paisajes y enclaves de sumo interés natural y cultural.

El municipio de Rute se encuentra en el centro del límite meridional de la provincia, formando parte también del sector más meridional de las Subbéticas cordobesas. Su superficie es un ejemplo representativo de esta contrastada comarca, ya que sus 133,8 kilómetros cuadrados están a caballo entre el espolón montañoso central y el piedemonte que, suavemente hacia el oeste, se une a la periferia campiñesa. De este modo, las tierras montañosas se funden con las suaves e inclinadas lomas entre diferencias de altura cercanas a los mil metros; ya que su cota más elevada, Sierra Alta, se sitúa a 1325 metros de altitud, mientras las suaves orillas del embalse de Iznájar se sitúan a tan sólo 400 metros.

El río Anzur drena la mayor parte de su término, mientras los ríos La Hoz y Genil marcan los límites meridionales del municipio; este último, con sus aguas retenidas por el pantano de Iznájar, el mayor de Andalucía, inunda una pequeña porción de su superficie. La mitad oriental de su término es la más abrupta y escarpada; en ella se asienta la sierra de Rute, impresionante mole caliza repoblada casi en su totalidad de pino carrasco. Aquí encontramos la mayor extensión de terreno público de las Subbéticas. Esta sierra, junto con el Macizo de la Horconera, se incluye dentro del conjunto montañoso más escarpado y elevado de la provincia cordobesa, presentando alturas que superan los 1.100 metros, como la ya mencionada Sierra Alta, cerro de Las Cruces (1.270 msnm) y el Morrón de El Salvador (1.125 msnm).

INTERÉS GEOLÓGICO // La sierra de Rute presenta un alto interés ecológico marcado por la presencia de algunos típicos endemismos florísticos y la presencia esporádica de alguna cabra montés, que nos recuerda la interesante población que en otro tiempo la habitaba. Su inclusión dentro de los límites del Geoparque de las Subbéticas confirma la necesidad de conservar esta zona, ciertamente privilegiada. No hay que olvidar que 3.858 hectáreas del término municipal de Rute están dentro de este espacio protegido, un 28,81 % de su territorio. Además de la sierra de Rute, en el Geoparque se incluyen otros enclaves interesantes, entre los que destaca el nacimiento del río La Hoz, escarpado lugar donde en épocas de alta pluviosidad puede observarse una cascada.

Contrariamente, su mitad occidental es más homogénea y menos abrupta, característica que va perdiendo a medida que sus lomas se aproximan al sector montañoso. Los contrastes a que da lugar esta falta de homogeneidad son debidos al desordenado levantamiento que la orogenia alpina hizo de los materiales sedimentarios a los largo del Mesozoico. Las excesivas pendientes facilitaron la erosión posterior, al tiempo que el agua, al actuar sobre sus materiales calizos, tallaba las variadas formas de su paisaje kárstico. Esta accidentalidad favoreció la defensa de unas tierras que controlan el acceso al interior de las Béticas a través de los pasillos de Carcabuey y Las Lagunillas, importancia estratégica que justifica su relevancia histórica. En el siglo XV la antigua villa de Rute cambió su emplazamiento a causa de su aumento de población y la nueva villa se situó sobre la ladera que da inicio a la sierra de su mismo nombre.