Las buitreras de las Lagunillas -paraje incluido en el Inventario Andaluz de Georrecursos, que está situado al noroeste de la aldea de Las Lagunillas, y del que también hablamos la semana pasada- debe su título a la denominación que recibe la más alta cota de la Sierra de Alhucemas, Buitreras, situada a 1.452 metros de altitud, pero que, al no tener categoría de vértice geodésico, no suele aparecer en los mapas topográficos. El área que comprende este enclave de interés geológico abarca un amplio territorio de la cara sur del Macizo de la Horconera. Ya visitamos su parte más occidental y hoy nos dirigimos hacia su parte central, en dirección a un valle cerrado y abrigado por las vertientes meridionales de Sierra Alhucema que se encuentra justo debajo del pico Buitreras. Este valle está protegido, hacia el oeste, por el espolón montañoso del cerro de la Cruz, denominado así porque en su áspera y pelada cumbre, situada a 1.244 metros de altitud, se alza una cruz de hierro trasladada desde la iglesia de Las Lagunillas cuando se acometió la reforma de la misma. En muchos mapas tampoco aparece este topónimo o está equivocado, nombrando como cerro de la Cruz un mogote situado al suroeste del pico Tiñosa.

A los pies de este profundo barranco, labrado sobre margas cretáceas y enmarcado entre roquedos y paredones de naturaleza caliza y dolomítica, se sitúa el cortijo Alto de Torres, hasta el que llega un buen camino que parte de la aldea de Las Lagunillas, y más concretamente desde la calle Toledo. La primera parte, hasta el cortijo de Los Petronilos, coincide con la ruta de la semana pasada. A partir del mismo, en lugar de desviarnos hacia el oeste, debemos continuar por el camino principal, hacia el norte. Los olivares dan paso a una zona boscosa con enormes ejemplares de encina, donde el camino da una gran curva hasta llegar al rellano donde se sitúa el cortijo Alto de Torres, en cuyas inmediaciones encontramos elementos naturales de sumo interés. Hay que recordar que estamos hablando de una propiedad privada, que acoge una explotación de ganado vacuno, y que, por tanto, sería conveniente pedir permiso antes de entrar. Además, se encuentra dentro de los límites del parque Natural de las Sierras Subbéticas, por lo que sería necesaria la correspondiente autorización.

ÁRBOL SINGULAR // A unos 200 metros al oeste del cortijo, en una ladera de pendiente moderada, con orientación sureste, en un entorno de pastizal con arbolado disperso compuesto principalmente por encinas, y cerca de una pequeña cantera abandonada, se encuentra un árbol singular, catalogado como tal por la Junta y la Diputación. Se denomina Encina de las Vacas y destaca por sus dimensiones, en particular por su perímetro de tronco y la amplitud de su copa, que está sostenida por un fuste muy recto que se ramifica en tres grandes ramas principales. Dicho tronco está muy ensanchado en la base por el gran desarrollo de las raíces superficiales, llegando a los nueve metros de perímetro. A pesar de que su edad se estima en unos 450 años, su salud es muy buena y no se observan daños de poda, sólo algún pequeño desgarro y alguna ramita seca.

Desde la cantera, si seguimos subiendo perpendicularmente a la misma, y tras recorrer unos 800 metros, llegaremos la boca de una de las cuevas más conocidas y valoradas por los espeleólogos cordobeses, denominada sima de Talillas, que está situada en la cota de los 1165 metros. Debemos pasar por una franja de encinas y después una de pasto, hasta llegar a una zona de monte bajo donde encontraremos la entrada a dicha cavidad.

En el interesantísimo libro Historia de la espeleología en la provincia de Córdoba, del Cronista oficial de Priego de Córdoba, Miguel Forcada, he encontrado datos muy curiosos sobre esta cavidad, que he completado con la obra Cuevas y Simas de la provincia de Córdoba, de José Antonio Mora, publicada por la Diputación provincial.