A modo de isla, se levanta entre olivares la pequeña Sierra Gallinera. Por toda su cresta se dispone la división de los términos municipales de Carcabuey y Priego de Córdoba. Esta alineación montañosa presenta tres prominencias unidas por collados no muy pronunciados; y en la de en medio se sitúa el punto más elevado, el vértice geodésico Gallinera, de 1097 metros de altitud. Si rodeamos la sierra, se puede apreciar el diferente aspecto que muestran sus dos laderas. En su vertiente septentrional, del lado de Carcabuey, presenta una fisionomía más abrupta y con presencia de canchales. Aprovechando antiguos derrubios de ladera y una mayor humedad edáfica favorecida por la posición de umbría que ocupa, prosperan pequeñas manchas de bosque mediterráneo bien conservado, con abundantes pies de encinas. En su vertiente meridional, la de Priego, presenta, por el contrario, menor pendiente, desnudez edáfica y de vegetación, así como ausencia de canchales, lo que denota un carácter más seco y un régimen hídrico mucho más xérico.

En los capítulos dedicados al término municipal de Carcabuey ya hablamos ampliamente del interés geológico y ecológico de la Sierra Gallinera, para centrarnos, posteriormente, en las peculiaridades de su cara norte. Pero, como ya comentamos en su momento, en la Sierra Gallinera el Grupo Espeleológico G40 de Priego de Córdoba ha catalogado y explorado hasta el momento un total de 41 cavidades, entre cuevas, simas y abrigos, muchas de ellas ubicadas en la ladera sur, del lado de Priego, de las que entonces apenas hablamos. Entre las más importantes están la cueva de la los Tocinos, de los Inocentes, Majá del Caldero y Extremadura, de las que no podíamos dejar de hacer alguna referencia si queremos dar una visión completa de los valores naturales y culturales del término de Priego. Una magnífica guía para adentrarse en los recintos subterráneos de esta «montaña de los mitos», como la denominara Juan Bernier, es la comunicación presentada al VIII Simposio Internacional de Exploradores celebrado en Marbella en septiembre de 2011, por el grupo espeleológico G40 de Priego de Córdoba, titulada La cuevas y simas de la sierra de la Gallinera. Leyenda y realidad.

Tanto la cueva del Tocino, la de los Inocentes, y la de la Majá del Caldero se encuentran a una cota elevada sobre la ladera sur de la sierra, a 983, 1019 y 1032 metros de altitud, respectivamente, muy cerca de la cumbre de la sierra. El acceso más habitual a estas cavidades se hace desde la cortijada de La Solana, que prácticamente coincide con el límite entre la caliza y los materiales triásicos, y supone superar un desnivel de 290 metros. La cueva de La Solana y cueva Extremadura aparecen en cotas de altitud inferiores dentro de esta misma ladera sur, ambas están a 825 metros de altitud y relativamente alejadas del núcleo de cavidades cercano a las cumbres. El espeso manto de vegetación densa que cubre gran parte de esta ladera dificulta el acceso y localización de algunas de estas cuevas.

La cueva de los Tocinos, de trazado laberíntico, posee una entrada triangular de 2,50 metros de ancho por 2 de alto. Entre las formaciones que se pueden observar destacan banderas, gours, pisolitas, estalactitas, columnas y alguna colada con aspecto de arroyo.

Al este, y un poco por encima de la cueva de los Tocinos, está la cueva de los Inocentes, donde se han encontrado numerosos materiales del Neolítico Medio y Final, como piezas de sílex, trozos de brazaletes, piezas de hueso trabajado y fragmentos de cerámicas. A unos 50 metros de la cueva de los Tocinos, cerca de la línea de cumbre se localiza la cueva de la Majá del Caldero. Se trata de una diaclasa con una entrada de unos 90 centímetros de anchura y 50 centímetros de altura, en forma de grieta sobre el terreno. En ella también aparecen cerámicas neolíticas y huesos.