Mañana, a las 20.30 horas, en el Teatro Góngora, y dentro del ciclo dedicado al teatro andaluz, Salvador Távora, al frente de La Cuadra de Sevilla, recrea el espectáculo que presentara en 1972 al mundo del teatro: Quejío, un grito dolido, jondo y agresivo sobre un taconeo flamenco con el que reivindicaba la identidad andaluza.

Távora presentó una cara del flamenco que no se conocía en los festivales de la dictadura, que sólo mostraban la parte alegre de un paraíso llamado Andalucía y que escondía el sufrir de todo un pueblo. El mismo dramaturgo lo describe como «la lucha campesina de la que hablaba Blas Infante, el silencio dramático de la emigración, las cicatrices que causan en el alma el miedo, las bocas cerradas del medio popular, y la Andalucía aplastada por la imagen panderetera que tapaba con un manto negro bordado en oro, el hambre, el analfabetismo y el chiste fácil de su cruda realidad».

El montaje estaba basado exclusivamente en el cante y la potencia visual, con ausencia casi total del texto dramático. Pièrre Marcabru, crítico de France Soir, lo definió perfectamente: «No hay nada hablado, todo es cantado, bailado, y nunca la violencia de la opresión, así como la rebelión, han sido tan claras. La penumbra, tres llamas, sombras encadenadas, guitarra y voz humana: ya es bastante, todo es posible. Quejío es un estudio dramático sobre los cantes y bailes de Andalucía que regresa 45 años después de su estreno en París. Una obra que, de hecho, supuso en aquel tiempo la renovación del lenguaje teatral, la revolución de la escena franquista y la senda a seguir por muchos autores de la España democrática. Es también un espectáculo dramático compuesto con elementos del flamenco que fue considerado por sectores de la crítica teatral «un alegato estremecedor contra la discriminación y el academicismo». Un espectáculo que pudo esconderse de la férrea mirada de la censura gracias al concepto de «superficiales» que tenían sus homónimos flamencos para la diversión turística. En Madrid se representó en el TEI. Y días más tarde salía hacia Paris para hacerlo en La Sorbona. Críticos de la época glosaron en ese momento la sorpresa que en el ámbito franco-europeo produjo el «choque del auténtico duende flamenco» con el mito comercializado.

CÓRDOBA

TEATRO GÓNGORA

SÁBADO 28

20.30 HORAS