en las estribaciones occidentales de la sierra de Albayate, sobre un cerro de 1.046 metros de altitud que muestra unas inexpugnables paredes verticales en su cara norte, y que está separado por un estrecho valle de otro cerro de similar altitud -lo que explica la denominación de Peñas Doblas con que se conoce a ambas elevaciones montañosas-, se localiza un interesante yacimiento arqueológico. Perfectamente protegidos por los tajos que rodean el emplazamiento, aquí se acantonaron un grupo de insurrectos muladíes, seguidores del rebelde Omar Ben Haftsún, que desde su cuartel general de Bobastro, en la provincia de Málaga, extendió la revuelta hasta las comarcas de Priego y Cabra. Según parece, Peñas Doblas era la base de operaciones de uno de sus líderes más destacados, Ibn Mastana. Este tipo de asentamiento, localizado en la cima de los cerros o estribaciones montañosas de difícil acceso, era característico de los tiempos inestables del Emirato, durante los siglos VIII y IX, hasta la pacificación implantada por el Califato de Abd al-Rahman III.

En Peñas Doblas afloran algunos muros construidos con mampuestos, restos cerámicos propios de estos momentos y abundantes tejas, que corresponden a un complejo de una extensión relativa considerable, ya que sobrepasa las 4 hectáreas. También conocemos el hallazgo de monedas emirales de plata (dirhemes) y de cobre o bronce (feluses), con leyendas en árabe y ausencia de tipos figurados, siguiendo la tradición musulmana, algunas de las cuales se conservan en el museo arqueológico de Priego.

Como ya comentamos la semana pasada, el carril de acceso a Peñas Doblas se inicia pasado el kilómetro 50 de la carretera A-4159, entre Priego de Córdoba y Algarinejo. A un kilómetro y medio, aproximadamente, nos encontraremos con la singular arboleda que rodea al cortijo de la Hortezuela, compuesta de nogueras, cerezos, almendros y olivos, entre la que destaca un enhiesto ciprés. Pasado dicho cortijo, en una curva cerrada del camino, se desvía a nuestra izquierda el viejo camino medieval de Priego a Algarinejo.

Debemos seguir por el carril de Peñas Doblas, que rodea por el sur La Hortezuela, y, un poco más adelante, a la derecha, hallaremos la peculiar fuente de las Eras. Frente a ella, al otro lado del carril se adivina un camino que asciende hasta las ruinas del cortijo de las Peñas. Nosotros continuamos por el carril que llevábamos y pronto comprobaremos que el valle se ensancha y comienza a poblarse de olivos y huertas. Estamos en el cortijo de Peñas Doblas, a cuyas ruinas accedemos por un viejo camino empedrado.

Se pueden distinguir los restos que muy probablemente correspondan a una torre, muy parasitada por su adaptación a vivienda. Su estructura sería cuadrangular con entrada en planta baja.Desde la torre partía el camino que conducía a la fortificación de Peñas Doblas. Hoy día se reduce a un estrecho sendero que asciende a media ladera hasta el cerro amesetado en pendiente, de óptimas condiciones defensivas, del que se pueden distinguir claramente, al menos, dos recintos destacados, situados en ambos extremos del lado sureste, y unidos mediante la muralla de este lado. El sendero nos conduce al acceso principal del complejo que aprovecha un paso natural acodado entre las rocas.

Inmediatamente, penetramos en uno de los dos recintos, el que ocupa la cota más baja, en el extremo noreste, perfectamente apreciable en fotografía aérea. El sendero gira a continuación y se dirige en dirección suroeste, ascendiendo al otro recinto, el superior, de unas 0,3 hectáreas, situado en la esquina sur del yacimiento y que presenta planta cuadrangular amurallada en todo su perímetro, si bien uno de los lados, el noreste, se conserva sólo a nivel de cimentaciones y aprovecha un gran afloramiento rocoso que no presenta defensas artificiales.