Al otro lado de la carretera A-333, pero en la misma ladera que desciende desde el cerro del Lobo, se dispone otro manchón de matorral sobre el que asoman, además de las habituales encinas, las copas de algunos pinos. Un par de carteles metálicos situados a un lado y otro del camino por el que se accede desde la carretera nos indican, por un lado, el nombre de la finca (Cortijo Padres del Carmen) y, por otro, que se trata de una propiedad privada, con el expeditivo mensaje de «Prohibido el paso». Desde la carretera se divisa una hermosa casa de campo rodeada de algunos cipreses. El cortijo de Padres del Carmen es un edificio singular que ha merecido su inclusión en el inventario de cortijos, haciendas y lagares de la provincia de Córdoba (Nivel 2), elaborado por la Consejería de Obras públicas y Transportes de la Junta de Andalucía. En dicho catálogo, se describe como una construcción de pequeñas dimensiones y estructura cerrada en torno al patio, relacionada al parecer con el cultivo del olivar, aunque sin molino. El señorío, de dos plantas, destaca en fachada con un mirador semicircular y una terraza ajardinada; a partir de la vivienda principal se disponen otras secundarias, piezas de servicio y una cochera.

Parece obra de comienzos del siglo XX y, al igual que otras edificaciones del término de Priego de Córdoba, es un asiento en el que prima la componente residencial frente al reducido tamaño de las dependencias de labor. En una cañada situada al oeste del cortijo se ubica la fuente Palomares, manantial de poco caudal, con una alberca muy deteriorada, junto al que crece un plátano de sombra de gran porte, referente básico para su localización.