concierto, el del jueves 4 de mayo en el Gran Teatro, como tantos otros, prácticamente monotemático: el programa asignado al director invitado, Miquel Ortega, habitual y excelente colaborador de nuestra orquesta, contiene dos piezas del nacionalismo checo -Smetana y Dvorák- y una más de Ferdinand David enmarcadas en poco más de cuarenta años de historia de la música. No se trata de reflejar en cada concierto la amplia variedad de la música sinfónica, pero se echa de menos algo de diversidad y contraste en la programación. Ortega habrá de encarar un programa monocromo con la colaboración de Juan Manuel Morat, trombón ayuda de solista de la formación cordobesa, que interpretará la parte solista del Concertino nº 4 para trombón de David.

La novia vendida es una ópera de Bedrich Smetana (Litomysl, Bohemia, 1824; Praga, 1884) estrenada en Praga en 1866 bajo la dirección del autor. Compuesta entre dos óperas históricas y patrióticas, esta obra se concibe como un divertimento de intriga campesina y fiesta popular en el que impera el ambiente de una verbena checa. La obertura está construida sobre temas que aparecerán durante el transcurso de la obra: viva y efervescente, la danza cobra protagonismo en ella y sirve de soporte para un desarrollo ágil y ligero.

Ferdinand David (Hamburgo, 1810; Klosters 1873) fue virtuoso violinista y compositor, alumno de Louis Spohr, concertino de la Gewandhaus de Leipzig, amigo de Mendelssohn, editor de los tríos para piano de Beethoven y autor de unas cuarenta piezas musicales. Su Concertino para trombón fue compuesto en 1837 y dedicado a Karl Traugott Queisser quien, ante la negativa de Mendelssohn para componer una obra solista para su instrumento, optó por hacer el encargo a David.

Tras la pausa, volveremos a la música checa con la Sinfonía nº 6, en Re mayor, Op. 60 de Antonín Dvorák, fechada en 1880 y estrenada en Praga en 1881, fue la primera sinfonía publicada por su autor. La sinfonía es representativa del periodo eslavo de su autor y comienza con un allegro non tanto que, sereno, renuncia a los conflictos dolorosos y recuerda a los frescos sinfónicos de Smetana. Le sigue un adagio con la estructura de un rondó y la atmósfera de un nocturno al que sigue el movimiento más característico, Furiant-Presto, una enérgica danza checa que sustituye al scherzo con idéntico resultado. El final-allegro continúa con la animación y la danza, remitiéndonos al Brahms de la segunda sinfonía.

CÓRDOBA

GRAN TEATRO

JUEVES 4 DE MAYO

20.30 HORAS