La madrugada del domingo 21 de septiembre del 2008 cayó una gran tromba de agua en la Sierra de Gaena, un complejo montañoso que rodea a Lucena y a dos aldeas de Rute: Zambra y Llanos de Don Juan. En esta sierra nacen una infinidad de arroyos y también el río Anzur y el de Lucena, que en menos de media hora arrastraban una avalancha de lodo, troncos y escombros que arrasaron literalmente las aldeas de Llanos de Don Juan y Nacimiento de Zambra, sembrado la desolación entre más de un millar de vecinos y los trabajadores y propietarios de varias instalaciones industriales. Uno de los cortijos que se vieron más afectados fue el de La Muralla. En dicho cortijo, Jorge Villén, que fue secretario de José María Pemán, había creado un museo de incalculable valor que se tragó la riada, pero el edificio de más de dos siglos de existencia que sufrió graves desperfectos ya tenía de por sí una enorme valía, tal como se refleja en el catálogo de cortijos, haciendas y lagares de la provincia de Córdoba, elaborado por la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía.

Este cortijo, situado cerca del nacimiento del río Anzur en un estrecho valle, es representativo del desarrollo adquirido por las almazaras hidráulicas a vapor en esta comarca como consecuencia de la expansión del olivar a principios del siglo XX. Existen numerosos ejemplos de este tipo de almazara en su entorno próximo, como es el caso de los molinos de Juan Rueda y del Zurito. Presenta una planta rectangular en la que el volumen construido se sitúa en una posición central respecto a los tres patios que lo rodean. El acceso principal abre al primer patio, en cuyo fondo aparece el señorío, ocupando la antigua nave del molino. Tiene dos plantas de altura y su fachada, orientada al sur, presenta los huecos ordenados regularmente a eje, pilastras laterales de ladrillo visto y balcones en planta superior. Perpendicularmente al volumen del señorío, y adosado a uno de sus extremos, se encuentra la almazara, cuya disposición genera dos patios laterales, uno vinculado al señorío y otro al molino, ambos de menor superficie que el primero.

De la almazara, que ya estaba inactiva y desmantelada cuando ocurrió la riada, sólo se conserva el contenedor y el chimeneón, de ladrillo y sección cuadrada, como vestigio del sistema a vapor que debió emplear. Ante el abandono de las funciones relacionadas con la producción de aceite y la importancia que había adquirido la componente residencial y recreativa, el patio principal había sido habilitado como jardín.

Para llegar al cortijo La Muralla, hay que tomar la carretera CO-7213, que se aparta de la A-331 poco antes de llegar a la aldea de Zambra si venimos desde Lucena y se dirige hacia Gaena. Nada más pasar el cruce con la carretera CO-8213, en cuyo inicio y a un lado y otro de la calzada se disponen las casas de las pequeña aldea de El Nacimiento, veremos un desvío a la derecha que, tras pasar un pequeño puente sobre el arroyo de Merino, afluente de cabecera del río Anzur, llega a una explanada cementada situada cerca de las abandonadas instalaciones de planta embotelladora Aguas de Zambra. Al otro lado se encuentra el desahuciado cortijo de la Muralla, tal como indica el letrero de azulejos situado en el arco de entrada. Dos palmeras desmochadas enmarcan la portada, a través de la cual se divisa un abandonado patio principal cubierto de matorrales entre los que asoma la deteriorada fachada del señorío. Los más de diez años de abandono han hecho mella en la antigua fábrica de La Muralla, que había sido cuidadosamente reformada y era lugar de reunión para toda la familia Villén.

Se sabe que las fincas de olivar pertenecen a dicha familia se remontan cinco generaciones atrás, concretamente desde el año 1818. La marca de aceite La Muralla se crea en 1878, denominándola igual que la finca y el molino de aceite ya existente.