Hoy viernes día 21, a las 20.30 horas y dentro del ciclo Off Topic, la compañía de teatro El Zurdo pone en escena en la sala Polifemo del Góngora la obra original de José Ramón Fernández El minuto del payaso, monólogo en el que actor Luis Bermejo está dirigido por Fernando Soto.

El texto es un alegato para comprender una especial forma de ver la vida, y también la muerte. En el foso del circo se encuentra un personaje, Amaro Junior: es un payaso de estirpe célebre, le toca seguir lo impuesto por su padre y su abuelo; ser un carablanca. Pero realmente a él, criado desde siempre en el circo, lo que le hubiera gustado era ser un domador de elefantes: Simbad el de los elefantes.

A partir de aquí va surgiendo del texto todo el rencor que le va a llevar a ese minuto de gloria en el festival benéfico que tiene lugar en el escenario, sobre su cabeza. Mientras espera para salir desde el foso, desde la más imponente soledad, este payaso hace oír su voz para hacer un recuento de distintos momentos de su vida, desde el instante en que fue obligado a hacer lo que no quería y le lleva a guardar ese rencor y mostrarlo ahora al mundo, hasta el concepto del arte como mitigador de las miserias de la vida dentro del conjunto del universo de los sueños circenses, a caballo entre la realidad del ser humano y la puesta en escena, entre sonrisas y lágrimas, de la realidad que nos muestra el payaso y que a veces olvidamos. El personaje de El minuto del payaso se presenta ante todos con la desnudez de mostrar la soledad del actor, del cómico, del payaso, que va a aparecer para su minuto de gloria desde lo más profundo del foso. Mientras espera, le rodea la soledad más absoluta, y esa espantosa soledad le hace revivir los recuerdos de toda una vida que le han llevado a ser lo que es hoy, un payaso que va a tener su minuto de gloria en un espectáculo benéfico.

Luis Bermejo hace alusión soterrada a personajes que, en realidad o ficción, le antecedieron en el mudo del clown: Charlie Rivel, Miliki, Zampabollos, y actuales, como Pepe Viyuela, que probablemente tomen cuerpo en el personaje ficticio del Chino de Burgos.

La obra se puede entender como un reproche al padre que no le permitió hacer lo que realmente le gustaba y también como un homenaje a todos los que, a pesar de esa tristeza inherente a sus personajes, encienden una luz de esperanza en los corazones de los que les escuchan.

Como si quisieran transmitir algo tan hermoso como «ni nosotros ni vosotros estamos muertos».

CÓRDOBA

TEATRO GÓNGORA

VIERNES 21

20.30 HORAS