Dentro del Festival de Patios Cordobeses se enmarca el concierto de dos artistas cordobeses como son Amparo Velasco, La Negra, y Mario Díaz. La una, alicantina de cuna y cordobesa de vida, parte del flamenco para adornarlo con coletazos de otros géneros, y el segundo, a la inversa, usando el duende porque no puede dar de lado a sus raíces, hilvanado todo y rozando el flamenco en un ecléctico y rico repertorio. La Negra tiene su autopista flamenca particular. Pertenece a ese grupo de jóvenes artistas que reinventa el flamenco, lo rejuvenece y lo casa con todo su equipaje musical que, como ella misma dice, ha ido absorbiendo como una esponja allí por donde la vida le ha llevado. Desde México a Brasil, pasando por EEUU, el Palmeral ilicitano o Córdoba. Apodada La Negra por su pasión por el soul y por su tonalidad de piel, nos sitúa ante su mejor definición musical cuando, pasional, afirma que si no sintiera al cantar, sólo sería una «maquinita». A pesar de la tardía aparición de su primer disco, homónimo (2005), Amparo ya estaba dando pasitos hacía tiempo en esto de la música. Fueron sus contactos con Javier Limón, José Mercé o Vicente Amigo, con los que colaboró en los coros, los que le encauzan y enriquecen en su profesión hasta poner en órbita una desigual o intermitente carrera que, hasta ahora, cuenta con tres discos en el mercado.

Entre sus más recientes proyectos encontramos la edición muy pronto del nuevo material que está recopilando y componiendo para ella su actual y habitual colaborador en los últimos años, Juan Panki, también guitarrista. Ellos dos y el gran percusionista Güito, también cordobés, formarán el trío en el escenario en esta ocasión.

Mario Díaz es un polifacético autor al que su gran angular le permite simultanear los diferentes y complementarios flancos de su arte, tales como su labor como cantante y compositor, cursos de cine, de compás flamenco, o incluso sus pinitos como actor en aquella película llamada ¿Por qué se frotan las patitas?. Díaz es uno de esos artistas positivos y sin tiempo que se dejan llevar por sus sentimientos en una palestra peligrosa para ello. Siempre, a pesar de las posibles adversidades, se las apaña para reivindicar o proclamar lo mejor de lo que nos puede pasar y también algunas de sus penas. ¿Profeta cantor? ¿Pastor iluso? Más bien artista feliz de hacer lo que hace, agradecido con su suerte y experto en expresiones para plasmar y hacer entender actitudes demostradas de lo que realmente debe ser y, desgraciadamente, no cabe en la mayoría de las realidades de diario.

Sonar, suena a toda su mochila, Aslándticos, Marley, Chao, Cádiz, Kiko y derivados… Lo importante es ser consecuente con lo que se proclama, sea cantando o en un púlpito, y parece que el artista lo es por todo ello, y viceversa. Y eso le hace ser más artista, y seguramente estar más tranquilo consigo y con todos. ¿Qué más se puede pedir? Mario pisa de nuevo su Córdoba para descargar y esparcir algunas de las semillas que tanto hace falta que germinen en este percal que nos apoca.

CÓRDOBA / CASA DE LAS CAMPANAS / VIERNES 17 / 20.30 HORAS