Este sábado, a las 20.30 horas, llega al escenario del Teatro Góngora la versión que Teatro Clásico de Sevilla hace de Luces de Bohemia, la obra de Ramón María del Valle-Inclán que vino a revolucionar el teatro al inaugurar con ella un nuevo género teatral: el esperpento. La acción transcurre en el Madrid decadente de la década de 1920, y es una visión desde el esperpento que el propio protagonista lo considera como una manera de mirar el mundo, del Madrid galdosiano «absurdo, brillante y hambriento». En Luces de Bohemia se mezcla esa visión del mundo bohemio, literario y la realidad revolucionaria de su tiempo.

Valle-Inclán representa mejor que nadie la problemática del artista moderno y su trágica lucidez. La historia de su personaje central, Max Estrella, guarda notables paralelismos con la de su amigo el escritor bohemio Alejandro Sawa, lo que pudo influir en el personaje de Luces de Bohemia, y así lo hace constar en una carta que escribe a Rubén Darío, después del entierro de Sawa, en la que relata que el poeta murió pobre, después que el periódico en el que trabajaba le retirara la colaboración de sesenta pesetas, lo que le envolvió en una locura desesperada. Quería matarse y tuvo el final de un rey de tragedia: loco, ciego y furioso.

La obra es una fuerte crítica social sobre esa España de los años 20, degradada, desconsiderada con el pueblo llano y llena de corrupción. Valle-Inclán pone en marcha esta crítica a través de sus personajes, a pesar de caer en alguna contradicción al hacer coincidir en el tiempo algunos de ellos que nunca pudieron llegar a coexistir ya que unos habían muerto y otros no habían nacido todavía.

Valle reconoce lo mucho que su obra le debe al teatro del Siglo de Oro español y se hace, al igual que Quevedo, testigo, cronista y portavoz crítico y provocador de su tiempo, ese mismo tiempo que el dramaturgo despliega sobre el escenario, en el que la distorsión del esperpento afecta a todo: a los personajes, al espacio, al tiempo, al lenguaje, así como a los géneros clásicos. De ahí el continuo lamento que se desgrana, minuto a minuto, en las casi 24 horas reales en que se desarrolla la acción.

La versión de la obra de Teatro Clásico de Sevilla llega a Córdoba avalada por numerosos reconocimientos y cuenta con Roberto Quintana, Manuel Monteagudo, Juan Motilla, Amparo Marín, Antonio Campos, Rebeca Torres, Juanfra Juárez, Silvia Beaterio y José Luís Bustillo, todos bajo la dirección y versión de Alfonso Zurro.

CÓRDOBA

TEATRO GÓNGORA SÁBADO 21

20.30 HORAS