Las laderas septentrionales de La Tiñosa descienden hacia los llanos de la Almorzara entre olivos y manchones de vegetación natural, de tal modo que los arroyos que drenan esta parte de la emblemática montaña han ido excavando barrancos que separan alargadas lomas dispuestas de sur a norte. Aprovechando estas cornisas naturales, se disponen caminos y senderos que permiten el acceso a los olivares más altos y nos permiten disfrutar de buenas vistas del paisaje cuarteado de este lado de la sierra. Uno de estos caminos se llama, precisamente, de las Lomas y ofrece la posibilidad de acercarnos al pie de la Tiñosa. El camino de la Cañada de Pradillo, que parte del extremo suroccidental de Priego, próximo a la ermita del Calvario, tiene su continuidad, a partir del veredón de la Almorzara, con este camino de las Lomas.

El camino remonta entre olivos, algunos almendros y aisladas matas de zumaque. El primer tramo asciende con bastante pendiente, hasta alcanzar la cota de los 900 metros, a partir de la cual se mantiene, aproximadamente, a la misma altura, recorriendo la loma por todo lo alto. Caminamos entre los barrancos excavados por el arroyo de Gámiz -a nuestra derecha- y un arroyo tributario del de Cañonegro, a nuestra izquierda. A los bordes del camino crece alguna retama y en primavera abunda la bonita orquídea piramidal (Anacamptis pyramidalis). Poco a poco, nos adentramos en una zona más boscosa, rodeados de encinas de pequeño porte y un matorral de jara blanca, matagallo y coscoja. El camino prosigue ahora rodeado de cercas y desciende suavemente hasta un collado con una era, donde se plantean dos opciones.

A la derecha y hacia el oeste, por una vaguada marcada por el paso del ganado, podremos descender hasta el cortijo nuevo de la Umbría, visible desde nuestra posición. Si elegimos esta opción, daremos antes con la fuente del mismo nombre, que presenta un gran pilar rectangular y cuya agua se pierde sin aprovechamiento alguno hacia el arroyo de Gámiz.

Al inicio de la primavera no es raro descubrir en dicho abrevadero los cordones gelatinosos de las puestas de los sapos. En la loma que tenemos de frente, veremos un encinar asentado sobre cárcavas alineadas y paralelas unas a otras, de forma que la distribución de las encinas adoptan también un aspecto regular al preferir las partes altas de las mismas. Desde el cortijo de la Umbría, en dirección norte y siguiendo aguas abajo el arroyo de Gámiz -a cuyas orillas se instalan algunas huertas que aprovechan esta agua junto al de diversas fuentes desperdigadas por la zona- podremos salir al carril de Navasequilla y desde aquí regresar a Priego. Antes, podemos ascender por el valle hasta el derruido cortijo viejo de la Umbría. Lo más destacable de este paraje son las inmensas encinas que proporcionan buena sombra para realizar un descanso. Algunas muestran sus raíces desprovistas de sustrato edáfico alguno, prueba de la intensa erosión a la que está sometida la sierra. Desde aquí se divisan unos pequeños cortados en la base de la Tiñosa, que se conocen como Tajo Zorrero, una interesante formación geológica de naturaleza brechoide y génesis periglaciar. La erosión a la que acabamos de aludir también ha exhumado algunos restos arqueológicos interesantes. En la Base de Datos del Patrimonio Inmueble de Andalucía se incluye el yacimiento romano del cortijo de la Umbría, donde se han encontrado fragmentos de cerámica común, dolia, tegulae y laterculi; y el yacimiento denominado Casa nueva de la Umbría, del que se dice textualmente que «está delimitado en su parte inferior por un aterrazamiento de mampostería, de dudosa adscripción cronológica. La erosión ha dejado al descubierto algunos muros de fábrica similar. La arroyada provocó la aparición de otro muro más de mampostería en el camino que unos recientes aportes de tierra han ocultado».