En su Corografía Histórico-estadística de la provincia y obispado de Córdoba, Luis María Ramírez y las Casas-Deza habla de la aldea de Zambra como si de un municipio más de Córdoba se tratara, dándole tratamiento de villa, ya que estuvo emancipada de Rute desde el primero de agosto de 1859 hasta el nueve de mayo de 1871, momento en que pasa a ser de nuevo aldea dependiente del municipio de Rute a petición de sus vecinos. Por aquellos años de la segunda mitad del siglo XIX constaba su población de 316 edificios, nueve de choza y muchos diseminados, que estaban distribuidos en cuatro barrios: Cañada de Zambra, Campullas, Granadilla y Llanos de Don Juan. Seguramente, los dos primeros se correspondan con sendos barrios que conforman la población actualmente: El Prado y El Barrio, respectivamente; Llanos de Don Juan constituye hoy una población independiente, otra aldea ruteña, que se sitúa cerca de Zambra, en la actual carretera de Lucena; y Granadilla era un diseminado que se encontraba hacia el oeste, al otro lado de la encrespada loma donde se situaba el castillo.

A ese barrio debieron pertenecer algunos cortijos dispersos por la zona, como el del Jornalero, de las Casillas, de los Frailes o la casa de las Canelas. Todavía se conserva el topónimo en los mapas topográficos actuales, donde a una loma que se sitúa por encima de los 700 metros de altitud se la nombra como Alto de Granadilla. Ramírez y las Casas-Deza nombra también las iglesias y ermitas que había por entonces. Dice que la iglesia parroquial estaba dedicada a Ntra. Sra. de Gracia. El origen de esta iglesia se remonta a un siglo antes. En 1749, y en virtud de las estipulaciones por las que el duque de Sessa pasaba a transformar la abadía de Rute en mayorazgo a favor de su segundo hijo, José María Osorio de Moscoso, señor de Gines, fue establecido un curato en la localidad de Zambra. La iglesia parroquial de Nuestra señora de Gracia se construyó a partir de aquella fecha con estética plenamente neoclásica. Esta iglesia, que preside actualmente la plaza de la aldea, es de fábrica de mampostería y ladrillo visible en el contorno exterior. La fachada presenta un pórtico con dos columnas toscanas cerrado por sencilla verja y precedido por escalera de graderío semicircular.

También habla el mencionado autor de la existencia de dos ermitas: «En el barrio de Granadilla hay una ermita con el título de Ntra. Sra. de la Concepción que es de propiedad particular y en ella se celebra misa los domingos y días festivos a expensas de los fieles. Otra ermita hay con el título de San José en la Cañada de Zambra, con cementerio en lo que fue el cuerpo del edificio pues la ermita esté reducida al cuadro que cubre la media naranja».

De la ermita de San José no hemos encontrado muchos datos, aunque en un magnífico trabajo realizado por profesores y alumnos del IES Nuevo Scala de Rute se nos habla de la existencia de una basílica visigoda en la antigua Cisimbrium, que se encontraría en las proximidades del actual cementerio de Zambra, y que podría estar relacionada con una ermita rural que en el año 1800 sufrió una importante remodelación, aunque posteriormente fue demolida. Se sabe de su existencia gracias a una inscripción conmemorativa que se encontraba al pie del altar de dicho templo basilical, conservada en la actualidad en la Iglesia de San Juan Bautista del Cerro, en Cabra, donde fue trasladada por orden del duque de Sessa en 1550. Y esa inscripción no es otra que el ara de Bacauda, obispo de Egabrum en tiempos de Recaredo, que participó en el Concilio de Toledo del año 653, y que supuso la conversión del Rey. Esta pieza arqueológica única dio lugar a una sorprendente polémica en agosto de este año, cuando saltó la noticia que unas obras de remodelación de dicha iglesia podían haberla dañado, al ser usada como base de la mesa del altar.