A unos 500 metros surge otro camino a la derecha que asciende algo empinado hasta una loma de 630 metros de altitud donde se ubica, en un buen otero desde donde se obtienen buenas panorámicas de las sierras cercanas, las ruinas del cortijo de Rico. El camino continúa hasta otro cortijo, situado a unos 100 metros, que cuenta con un curioso pozo protegido por una cónica cúpula blanqueada, del estilo de otras que hemos visto en otras ocasiones por los campos de Priego. Antes de llegar a este segundo cortijo, debemos abandonar el camino para subir por el olivar en busca del límite con la vegetación de monte.

Siguiendo hacia la derecha por la linde del olivar, daremos con un camino que se incorpora a otro que viene de Carcabuey bordeando la sierra de los Pollos por el norte, conocido como camino de las Escabezadas. Este camino -que se rodea de monte de encinas, retama, jara blanca, romero y torvisco, entre otras especies- desemboca en la carretera CO-7208, a la altura de los cortijos de Fuente Barea, donde acabaremos el recorrido. Unos 100 metros antes de llegar al final, pasaremos por la fuente de las Chozas, que se encuentra en el borde meridional del camino, a la sombra de una gran encina, en un bello paraje donde se concentran un grupo de gruesos chaparros. Unos metros antes nos sorprenderá un corpulento árbol cuya copa se torna de color amarillo en otoño. Se trata de un fresno, árbol que habitualmente se encuentra al lado de ríos y arroyos, y que en este caso nos indica la proximidad del manantial, cuya agua procede del drenaje de las rocas dolomíticas que conforman la Sierra de los Pollos y del piedemonte que tapiza la vertiente sur del macizo.