EEl camino de Navasequilla -que la semana pasada recorrimos en su primer tramo- continúa desde Los Jarales, ascendiendo hacia el sur, hasta el cortijo de las Chozas de Toledo, situado a unos 1.000 metros de altitud; y desde éste, por sendero, se podría llegar al Puerto Mahina, estratégico collado situado entre La Tiñosa y Sierra Alhucema que permite una conexión directa entre Priego y la aldea de Las Lagunillas. Como ya comentamos en su día, este paso supone también el mejor acceso para llegar hasta la cumbre de la Tiñosa, pero desde hace unos meses su tránsito está restringido, siendo necesaria la autorización de la Consejería de Medio Ambiente. Al principio del recorrido el paisaje predominante es el olivar, aunque hay pequeños enclaves donde subsisten algunos manchones de matorral. A media ladera, y más extensamente por la cara sur de la Tiñosa, encontramos un encinar con algunos quejigos. Muchos de estos árboles presentan un tamaño considerable. Como el resto de sierras de la zona, La Tiñosa tiene una entraña esponjosa debajo de su costra caliza, y de ella nacen fuentes innumerables, algunas de las cuales se localizan cerca de nuestro itinerario.

La primera que encontramos es la fuente del Cortijillo Hundido. Las aguas del manantial son captadas por un gran depósito-aljibe situado a unos 150 metros al sur del cortijillo, si bien, en los años húmedos la ladera rezuma por su parte sur, justo al lado de la posición de la antigua fuente. Aunque el manantial se sitúa en terrenos margosos y de radiolaritas poco permeables, el agua debe proceder de un afloramiento de calizas con sílex y calizas nodulosas del Jurásico medio que se extiende del noreste a suroeste en este sector, el cual queda por encima de la fuente formando una estructura en pliegue sinclinal.

A unos 700 metros de la fuente del Cortijillo Hundido, en dirección sur, se encuentra la fuente de la Peñuela. Está situada por encima del camino y del cortijo del mismo nombre, y se surte de un manantial situado unos diez metros más arriba, donde el agua surge entre unas piedras.

RESTOS DE HISTORIA

A partir de aquí, si miramos hacia el oeste, podremos observar en la distancia y al pie de los escarpes de la Tiñosa, una llamativa formación conocida como «torta periglaciar», que está originada por la acción de los agentes geológicos externos que actuaron en un tiempo relativamente reciente con un clima muy diferente al actual. Para una mejor comprensión y localización de dicha formación es mejor acercarse a un panel interpretativo situado cerca del cortijo de las Chozas de Toledo. Allí se nos explica que durante los últimos dos millones de años, en el periodo Cuaternario, se han sucedido periodos muy fríos -las conocidas glaciaciones- alternando con épocas de clima cálido. Aunque los grandes casquetes glaciales no llegaron a alcanzar el sur de la Península Ibérica, las Sierras Subbéticas sí se vieron afectadas por frecuentes nevadas y muy bajas temperaturas. En estas condiciones de frío intenso se produce un fenómeno denominado gelifracción: las aguas que penetran en las grietas se congelan produciendo gran presión y rotura en las rocas. Éstas se acumulan bajo los escarpes formando taludes de piedras sueltas. Durante los periodos fríos se produjeron importantes depósitos de este tipo en la cara noroeste de las Sierras Subbéticas, y en algunos puntos estas acumulaciones de rocas fueron posteriormente cementadas debido a la circulación de las aguas ricas en carbonato cálcico, dando lugar a esta curiosa formación que hoy podemos contemplar al pie de la Tiñosa. El cemento permite calcular la edad aproximada de estos depósitos, que se estima en 80.000 años.

El carril de Navasequilla finaliza en el cortijo de las Chozas de Toledo. Antes de llegar, una cadena y un cartel de prohibido el paso nos indican que para continuar sería conveniente pedir permiso a la propiedad. En este singular enclave podemos encontrar tres encinas espectaculares incluidas en el Catálogo de árboles y arboledas singulares del municipio de Priego de Córdoba, donde se ha valorado sobre todo su grosor del tronco, altura, anchura de la copa y edad. La primera, de unos 350 años, está situada en el margen derecho del camino, unos metros antes de llegar a la altura del cortijo. La segunda, de una edad estimada de unos 250 años, está situada por encima del carril, justo debajo del cortijo y se ramifica en dos grandes ramas. La tercera, de unos 300-350 años, está situada por encima del cortijo y también se ramifica a poca altura en dos grandes ramas. La mayor parte del encinar primitivo del que formaban parte estos enormes ejemplares se desmontó para instalar el olivar existente hoy día.

Junto al cortijo de las Chozas de Toledo encontramos la fuente del mismo nombre. Consiste en un pilar moderno de ladrillo y cemento que sirve para el servicio doméstico del cortijo. El manantial se sitúa más arriba de la fuente, en las proximidades de una gran alberca de planta circular que en los últimos años parece haber servido como piscina. A pocos metros del cortijo, al suroeste y a la derecha del sendero de ascenso a puerto Mahina y La Tiñosa, veremos la fuente de las Pilillas, llamada así porque consta de dos pilas que se comunican entre sí por una tubería de PVC. En los cortados rocosos de nuestra derecha podemos apreciar una diaclasa, es decir, una ruptura o grieta de una roca en la que no existe desplazamiento, dando la impresión que el gran trozo de roca que ha quedado separado del resto por la enorme brecha está a punto de desprenderse.