Zambra es una pequeña aldea de Rute que se encuentra en la carretera que une dicho pueblo con Lucena. Dos elementos determinan su actual configuración en sendos núcleos claramente diferenciados: por un lado, el recién nacido río Anzur, que ha influido en que en su ribera se disponga la zona baja, conocida como El Prado; y, por otro, su viejo castillo roquero, que debió actuar como foco de atracción de la zona alta, dispuesta en la falda de la montaña, y que se conoce como El Barrio. El castillo es también el responsable de su actual denominación y de que esta aldea pueda considerarse como uno de los núcleos de población de la provincia de Córdoba que acumulan más siglos de historia. El origen del asentamiento humano en el solar de esta fortificación se remonta a época protohistórica, concretamente a la Edad del Bronce, ya que aquí han sido halladas, entre otros materiales, puntas de fecha de arpón del período orientalizante (siglos VII-VI a. C.).

Pero su período de máximo esplendor se registra en época romana, apreciándose gran cantidad de cerámicas en el lugar, sobre todo tegulae y terra sigillata itálica e hispánica. Está ampliamente documentada la existencia de una ciudad romana llamada Cisimbrium -término a partir del cual ha derivado el actual nombre de Zambra-, cuyos dominios se extenderían por el término actual de Rute y también por parte del de Priego de Córdoba, a juzgar por una inscripción encontrada en el cortijo de El Torcal, al pie de la Sierra Gallinera. Se trata de un terminus augustalis o mojón indicador de límite, fechado en el 84 d. C., y que marcaría la frontera de la ciudad hacia el este. Posiblemente, alcanzaría al oeste tierras de Lucena, al sur la villa romana de El Pamplinar, y al norte limitaría con Cabra. En el período Flavio alcanzaría, junto a otras ciudades de la zona, la categoría de municipio, tras la reordenación territorial comenzada por el emperador Vespasiano. Prueba de ello, además del mencionado mojón limítrofe, serían otras inscripciones en las que aparecen personajes que agradecen a los Flavios la consecución de la ciudadanía romana para ellos y sus familias por haber desempeñado el cargo político más alto de la ciudad (duunvirato).

A la llegada de los árabes y beréberes en el siglo VIII es posible que esta entidad poblacional ya estuviese destruida o despoblada y sus gentes agrupadas en torno a las villas de los terratenientes visigodos o hispanorromanos. Con la reestructuración territorial que se produce a raíz de la conquista islámica, Zambra pasará a englobarse junto con Rute en el distrito de Iznájar, que, según indica el cronista magrebí Ibn Idari, constituía el sector septentrional de la cora de Rayya (Málaga). Al desaparecer el Califato y comenzar el período de los reinos de taifas, Zambra se integrará en el reino de los Banu Zirí de Granada, quedando vinculada probablemente al territorio granadino durante los restantes siglos de dominio musulmán.

LOS RESTOS // Los restos que se conservan del castillo de Zambra podemos datarlos entre el final del Califato y el principio del período de Taifas, y fue concebido como castillo militar con el fin de proteger la zona de enlace entre la Subbética y la costa malagueña frente a la invasión cristiana, que se aproximaba al sur peninsular. En febrero de 1240 Fernando III vino a Córdoba urgentemente porque había fallecido el adelantado Alvar Pérez de Castro y tenía que garantizar la frontera, permaneciendo en esta ciudad trece meses, durante los cuáles gana veintiséis plazas, entre las que se encuentra Zambra. En 1251 el rey santo concede a don Fernández Ordoñez este castillo, con los derechos y las tierras, llegando a ser cabeza de encomienda de esta orden militar. Cuando Ramir Sánchez de Barrionuevo conquistó definitivamente Rute a los árabes, el rey Juan II le recompensó concediéndole la villa de Rute y la aldea de Zambra.