Carruajes en el Real

El caballo es un elemento fundamental en las ferias, y más en la de Córdoba, que comenzó como evento ganadero. Aunque en las últimas décadas su presencia ha pasado por diversas vicisitudes, como en 1959 se quejaba el redator de Diario CÓRDOBA Francisco Navarro Calabuig, afirmando con tristeza que «apenas se ven caballos». No sucedía lo mismo con los carruajes, proclamando con alborozo que «de año en año tenemos oportunidad de contemplar esa jubilosa maravilla de los coches tirados por hermosos corceles enjaezados que esparcen a su paso la belleza incomparable de nerviosa figura y la alegría de sus rientes cascabeles». El periodista lo atribuye a los «atributos de cordobesanía» de Gregorio García, Ángela López de Alvear, López Crespo, Lovera «y algunos más; no muchos pero buenos», entre ellos el teniente coronel San Miguel, del Depósito de Sementales. Este espíritu se perpetuó con la llegada a Sementales de cocheros tan importantes como José Reche y Juan Robles, afianzándose la participación de los coches de caballos tanto en el Real de la Victoria como en el de El Arenal.