Una baja por maternidad impidió el pasado año a la delegada municipal de Promoción de la Ciudad asumir la coordinación de la que hubiera sido su primera Feria en el cargo. Por eso, y por el aliciente que supone todo estreno, Carmen González afronta con ganas las últimas fiestas del mayo cordobés, aunque no oculta su deseo de verlas acabadas sin que haya que lamentar ningún contratiempo.

-¿Cómo llega a la traca final, tras las cruces y los patios?

-Pues, aunque no resulte muy creíble, con muchas ganas. A pesar del tiempo, que unas veces ha acompañado y otras no, hasta ahora todo ha salido muy bien.

-Siendo esta su primera Feria, ¿le asusta la responsabilidad que se le viene encima?

-En el 2016 no pude vivirla, y eso hace que se me junten las ganas del año pasado con las de este. Y no, asustarme no, pero respeto sí, porque la feria es una pequeña ciudad efímera y participan en ella casi todos los servicios del Ayuntamiento, cuya coordinación es complicada. Pero la verdad es que los trabajadores municipales dan la talla.

-Supongo que la seguridad es lo más preocupante.

-Claro, son muchas personas las que se concentran en un recinto acotado. Por eso la preocupación es que cuando todo termine no haya pasado nada.

-Según usted, ¿qué es lo mejor y lo peor de la Feria cordobesa?

-Es una Feria con una calidad altísima, abierta y participada. Los que vienen de fuera se asombran de que se pueda entrar a todas las casetas. Y la portada es símbolo de su grandiosidad. ¿Lo malo? Pues que el calor es intenso y tenemos que dar solución a este problema con imaginación. En lo negativo también destaca que llevamos mucho tiempo sin invertir en la Feria, prácticamente desde que se trasladó a El Arenal. Y aún así el presupuesto supera el millón de euros.

-Este año, cosa rara, no va a coincidir la Feria con ninguna campaña electoral.

-Sí, y eso nos permitirá una Feria más relajada, más natural. Porque las campañas a veces desnaturalizan algunas cosas.

-¿Qué novedades vamos a encontrarnos en el real?

-En cuanto a inversión, se ha asfaltado la prolongación de la calle Peineta, que es donde se instalan muchas barracas de alimentación, junto a las atracciones infantiles. Eso la dota de una mayor seguridad e higiene. Y también tenemos siete casetas de colectivos que por vez primera se ha animado a montarlas. En total son 98.

-Hace tiempo que se viene hablando de un cambio de modelo ferial. ¿Lo cree necesario?

-Hace falta un cambio de modelo estructural, no del concepto abierto de nuestra Feria, que es digno de mantener y de cuidar. ¿Hacen falta infraestructuras fijas en la Feria? ¿Hacen falta zonas de encuentro, tipo placitas, donde la gente pueda relajarse? ¿Hay que darle un lugar mayor, o menor, al caballo? Habrá que verlo, sin miedo al debate.

-¿Y qué responde usted a esas cuestiones?

-Hay una comisión que se está posicionando sobre esto y no quisiera interferir. Ahora, mi postura personal, no de partido ni de gobierno municipal, es que sí habría que mantener algunas infraestructuras fijas que se puedan aprovechar el resto del año.

-Los sevillanos este año han alargado su feria. ¿La nuestra está en su justa medida de tiempo?

-Yo creo que sí, que los cordobeses tenemos energías y ganas de feria para los días marcados. No hay uno solo que esté falto de visitantes. La inversión es importante, y tener dos fines de semana es la forma de hacerla rentable tanto para los feriantes como para los caseteros, además de proporcionar a los cordobeses la posibilidad de disfrutar más días. Acortarla no, pero alargarla tampoco lo vería razonable.

-¿Se animan los turistas a venir?

-Los datos que ofrecen los hoteleros año tras año nos dicen que sí, los hoteles se llenan. Es muy atractivo poder entrar a cualquiera de nuestras casetas y disfrutar de los distintos ambientes. Y es curioso también, lo estamos detectando, que son unas fechas en que abundan las despedidas de soltero y de soltera.

-¿Se pondrá serio el Ayuntamiento con el botellón?

-Tenemos a la policía que garantiza la seguridad, y los equipos de limpieza dejan inmediatamente limpio como una patena el espacio que se ocupa. Pero coartar la forma de relacionarse de los jóvenes sería energía malgastada.