Debemos tomar el desvío hacia Fuente Dura, paraje donde el agua nace y corre por todos los rincones. El manantial principal brota formando una charca cuyo rebosadero es conducido por acequias de riego. Cerca se localiza el molino de Fuente Dura, casa que se oferta como alojamiento rural, y que ha sido construida respetando un antiguo molino harinero que data de fines del siglo XVIII. Tanto este manantial, como la fuente del Cañuelo y la de Catalina, abastecieron históricamente al pueblo de Carcabuey en épocas de sequía. Según cuentan, el nombre no le viene de la dureza de las aguas, como podría pensarse, sino de que en una prolongada sequía, la gente que venía con sus cántaros de la fuente le comunicaba a los que iban de camino: todavía «dura».

Aunque se trata de una subida constante, cuando tomemos un respiro podemos volver la vista atrás para disfrutar de las vistas del pueblo de Carcabuey y, al fondo, del Macizo de Cabra-Zuheros. El camino continúa por un olivar que se extiende en una meseta alargada situada en la cara norte de la sierra de los Pollos o de La Jaula. Tanto a nuestra derecha -en las laderas de fuerte pendiente que descienden hasta el arroyo Trujillo- como a nuestra izquierda -ascendiendo hasta las cumbre de Los Pollos situada por encima de los 1.000 metros de altitud- se sitúa un cerrado matorral sobre el que asoman algunas encinas. Los grandes acúmulos de piedra pueden considerarse auténticos monumentos al denodado trabajo que consiguió ganar terreno al monte para ponerlo en cultivos y pastos. Son como reliquias de esa vida cuesta arriba de las gentes de la Sierra de antaño.