En este programa, que recibe la denominación de Paisajes con historia, también se incluye un itinerario que discurre por el término municipal de Cabra y que recibe el curioso título de Ruta de la Cruz de Abén Abad, en alusión a una pequeña ermita que recibe dicha denominación, también conocida como ermita de la Nava del Abad, tal como parece en los planos topográficos.

Se trata de un recorrido circular de 10 kilómetros que discurre por veredas y caminos públicos que nos permitirá disfrutar de unas inmejorables vistas de la Sierra de Cabra, del característico paisaje de olivar y del típico matorral mediterráneo que sobrevive en las laderas más empinadas y al borde de las vías pecuarias que surcan el piedemonte del Oeste de las Sierras Subbéticas.

La ruta oficial se inicia en la antigua Estación de Cabra, reconvertida en Centro de Interpretación del Tren del Aceite o de la Vía Verde de la Subbética. Tomando este antiguo trazado ferroviario en dirección a Zuheros, y a unos dos kilómetros de la estación, hay que dejar la vía verde para seguir por la carretera de acceso al Centro de Investigación e Información Agraria de Cabra, donde conectaremos con la colada del camino de Baena. Este es también un buen sitio para comenzar la ruta.

Desde los pinares que rodean este instituto dependiente de la Junta de Andalucía nos llegan los cantos del pico picapinos y del agateador común. La vía pecuaria, de mayor anchura que el camino, permite que aquí y allá crezcan espontáneas las retamas, jaras blancas, coscojas, matagallos, espinos albares y torviscos. En los olivares y campos de cultivo circundantes cantan trigueros, jilgueros, tórtolas, mochuelos y, de vez en cuando, se escucha el lastimero canto del alcaraván. Es como si la naturaleza se quisiera explayar en este amplio cordón inculto que atraviesa las lomas cubiertas de olivos.

Llegaremos a un cruce de caminos, donde se ubica un panel interpretativo donde se nos explica el contacto de las primeras estribaciones de las Sierras Subbéticas con la campiña de Córdoba, con vistas al cerro de Camarena, picacho de Cabra y al impresionante viaducto de la vía verde denominado de la sima de Cabra.

A la derecha, en dirección este, se inicia la vereda del Duque, de incierto trazado, surcando la ladera occidental que culmina en el Picacho de Cabra; de frente continúa la colada del camino de Baena; y a la izquierda, hacia el oeste, hace lo propio el conocido como camino de la fuente del Chorrillo, por donde continuamos. Este camino pasa por ser uno de los tramos más bonitos de la ruta. A la derecha nos acompaña la vegetación de ribera del arroyo del Fresno, con álamos blancos, tarajes, olmos, sauces y cañas; a la izquierda, en las empinadas laderas donde no se atreven a instalarse los olivos, se aferra un espeso encinar con un sotobosque de coscoja, aladierno y espino negro; y en el camino propiamente dicho, hay que abrirse paso entre hiniestas, espinos albares y retamas. Se cruzan conejos y lagartos ocelados, y vemos o escuchamos pinzones comunes, ruiseñores, cucos, carboneros, abubillas y mirlos.

Este camino, de un kilómetro aproximadamente, enlaza con la vereda de la Gañana, que coincide con el trazado de una pista que tiene categoría de carretera provincial, la CP-194. Hacia el norte, en un espolón montañoso situado entre el antiguo camino de Metedores y la vereda de la Gañana, se localiza el recinto fortificado de El Fresno, con numerosos restos de murallas que hubieron de encerrar un amplio recinto de 2.000 metros cuadrados. Los abundantes restos de cerámica que aparecen en los terrenos de labor circundantes son en su mayoría romanas (tégulas, imbrex y sigilatas), aunque también se hallan trozos de pasta gris, posiblemente ibérica.

Debemos proseguir hacia el sur por la vereda de la Gañana, y poco después de atravesar el arroyo de la Rata, comprobaremos que la vía pecuaria abandona la pista, hacia la izquierda, para salir a una carretera secundaria, justo donde se ubica la ermita de la Cruz de Abén Abad.