La lluvia torrencial caída por la mañana hacia temer una posible suspensión que nos tuvo en vilo, pero ese presagio se tornó en agradable y fresca noche, donde una luna con halo de misterio, eclipsada a veces por un cielo emborregado y precioso iluminó durante toda la noche el teatro. Este detalle climático desató una asistencia masiva de última hora y con ella una gran cola para acceder al recinto lo que provocó un pequeño retraso en el comienzo del esperado evento.

Por un lado, Ana María Alías Vega, Pasión Vega, nacida en Madrid y criada desde los tres años en el barrio de Nueva Málaga de la capital malagueña. En el otro Achinoam Nini, Noa, nacida en Tel Aviv y con raíces judías yemenitas, que emigró a Nueva York con dos años y el Mediterráneo bañando y abrazando a ambas, sus culturas y sueños.

Como enzima proteolítica, Sabina, que sin saberlo las uniría en el futuro, para dar a luz

“ Mediterráneas”, proyecto que estrenaron el pasado 10 de Junio en el Festival de Pedralbes (Barcelona) y que este verano viajará a otros nueve escenarios, todos en la mitad sur peninsular,

Tomaron el escenario, luciendo preciosas sedas, en una conexión que sus sonrisas y abrazos dotaban de credibilidad, interpretando “ Mar nuestro”, versos del escritor napolitano Erri de Luca “Mar nuestro que no estás en los cielos…”

Dedicaron en orden unas palabras, que resumían y anunciaban el proyecto, que Pasión definió escuetamente: “Podríamos zarpar de Haifa, su ciudad, y amanecer en Málaga, mi casa”.

Noa, leyendo una nota, hacía referencia a Sabina como si de una “Celestina “artística se tratara: “Conocí a Sabina en su casa rodeado de 9 gatos y 9 libros y me inspiro para escribir una canción. No sabía que también escribió la primera canción que interpreto Pasión, afirmando que “la música es siempre el puente más hermoso entre la gente.”

Siguieron a dúo interpretando “Tu y yo” con la israelita cantando en inglés, y se fueron alternando. Primero, Pasión, con “La niña candela”, un tango con matices griegos, con un final en el que atrapó al público con palmas acompasadas al unísono y que hizo sus delicias.

Le siguieron “Como te extraño”, dedicada a Camarón, donde Pasión hacia de nuevo referencia a Sabina, ya que fue la primera canción que le regaló, con una excelente ejecución de guitarra flamenca, por parte de su compañero musical Gil Dor, con el que lleva 27 años colaborando. El septeto, magistral, dirigido con pulcritud por el mallorquín Jacob Sureda al piano, Juan Carlos Melian “el pana” y Gabi (Israel) a la percusión, Adam, (Israel), al contrabajo y Josete Ordoñez, fiel escudero de Pasión, a la guitarra española y mandola.

Destacable “La flor de Estambul”, con letra de Javier Ruibal y la ‘Gnosienne no. 1’, de Erik Satie, ejecutada con mandola y con una especie de serrucho con arco muy curioso, tipo theremin y escenificación con tintes orientales, con un velo y brazos en alto.

“Sonata de la luna en Marrakech”, a dúo de nuevo, del disco Pasión por Cano y Noa cantando en sefardí, seguido de ésta con temas como “Mishaela”, tocando de nuevo la percusión y en un pedestal, a la perfección.

Muy reseñable “I don’t know” con percusión, una canción Pop con tintes israelitas, improvisando en inglés y castellano “What do you say about the Mundo, I don’t know, yo no sé…” siempre en su estilo, preocupada por la dirección que toma la humanidad y reflexionando sobre un futuro nada alentador. Fue el momento álgido con el público coreando y rendido, iluminado por luces de efectos estrellados.

Regresó Pasión luciendo un precioso vestido azul y se abrazan para presentar “Largo”, leyendo el texto que después cantaría Noa en inglés con su compañera de la mano, frente a frente y que se me antoja estremecedor: ”Ahí hay una mujer de parto, su hijo que pronto nacerá, quien sabe si pronto tendrá el favor de los que gobiernan y dominan…”

Siguieron “Carceleras del Puerto” (Entre la música sefardí y la copla hay un pequeño paso), “Y sin embargo te quiero” y “Malagueña salerosa” y más tarde “A la Sombra de un León”, junto a Noa, cerca del piano. Anecdótico, un susto de Pasión que casi se cae, tropezando con un monitor debido a la escasa luz.

Pasó Noa a cantar “Yuma” usando la técnica musical que hizo famosa Bobby McFerrin, creando efectos de sonido con su voz o golpeando su pecho, vistiendo de seda con transparencias.

Una curiosidad musical “ Saperi”, con Gil tocando cajones de metal en un ballet sincronizado de manos, para continuar con” Babel” del italiano Erri de Luca, hablando en tono serio sobre los refugiados y emigrantes: “Nuestro mundo siempre ha sido moldeado por los emigrantes, y nuestro mar Mediterráneo ha compartido más que su cuota de viajeros peligrosos. Al final somos todos hijos de esta magnífica fusión, con todo su dolor desgarrador, y su gloriosa y apasionada proeza”

Siguió “Tammuriata”, una popular canción napolitana, para acabar con el esperadísimo “Mediterráneo”, ya que incluso se había filtrado el rumor de una posible, más bien soñada, presencia de Serrat y con una exquisita presentación del equipo de de Noa, improvisando estilo jazz y Gil Dor a la guitarra.

Cómo no podía ser de otra forma, acabó la noche con un bis, y “La vida es Bella”, un cierre con guinda para una memorable, fantástica y apacible noche, llena de sonidos de fusión, que con la Mezquita de fondo nos hicieron soñar en que un mundo mejor es posible, desde Algeciras a Estambul, con Pasión y Noa.