Recibidas por un pregonero que ha sido la novedad de esta edición, las numerosas personas que se acercaron ayer hasta la aldea mellariense de Posadilla tuvieron la oportunidad de contemplar cómo se vivía en los años 50 y 60 del pasado siglo.

Alrededor de un centenar de vecinos vistieron las ropas que un día llevaron sus antepasados y utilizaron los mismos instrumentos con los que desarrollaban sus tareas cotidianas. Así, personajes como el cura, el alcalde o la pareja de la Guardia Civil se mezclaban con niños, novios, abuelas, con el barbero, minero, tabernero o con aquellos que realizaban todo tipo de tareas en el campo, desde la caza al esquilo.

Se trata de una iniciativa organizada y llevada a cabo por la asociación de vecinos y amigos de Posadilla, cuyo presidente, Mateo Díaz, explica que su finalidad es «poner de relieve la cultura que nos transmitieron nuestros antepasados». Se trata, pues, de honrar la memoria de aquellas personas que precedieron a estos vecinos que, orgullosos, muestran los numerosos objetos que un día donaron al museo al que ayer dieron vida y por el que Posadilla recibe un elevado número de visitantes, como recordó la alcaldesa, Silvia Mellado, quien felicitó a la asociación con motivo del vigésimo quinto aniversario de su fundación. La jornada se completó con la degustación gratuita de productos como salmorejo, ibéricos, vino de pitarra y dulces caseros elaborados por ellos mismos. También hubo copla a cargo de Mayte Adrián y verbena amenizada por Revolushow.