Hace apenas cinco meses que falleció Luis Rodríguez, profesor titular de la UCO, exconcejal de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba, y un hombre tan comprometido con la ciudad, con sus compañeros y amigos, que ayer nadie quiso faltar a su merecido homenaje, en la Sala Mudéjar del Rectorado, que se llenó para recordarle, junto a su mujer, la también profesora Mercedes Osuna.

El rector, José Carlos Gómez Villamandos, lo definió como «una persona muy querida en la Universidad y fuera de la Universidad, muy comprometida con su entorno, con sus compañeros y vecinos, y que se merece este reconocimiento por todo lo que ha hecho para Córdoba, tanto en su faceta política como universitaria». Igualmente, dijo que «Luis siempre vivía en el proyecto, siempre inventando y comprometiéndonos a los demás para hacer cosas, y ojalá tuviésemos más Luis Rodríguez entre nuestros vecinos y compañeros porque la sociedad sería de otra forma». Junto al rector, hubo numerosas intervenciones para recordar la figura de este profesor que fue decano de la Facultad de Ciencias de la Educación, promotor y primer director de la Cátedra Intercultural, docente e investigador, que en su faceta política llegó a ser cuarto teniente de alcalde del Ayuntamiento de Córdoba y delegado de Cultura, con Rosa Aguilar primero y Andrés Ocaña después como alcaldes.

El presidente del Parlamento andaluz, Juan Pablo Durán, dijo que para él «era obligado estar aquí porque Luis fue una persona que a mí me ha dejado un legado importante y es la voluntad de ponerse en el lugar del otro, la búsqueda incansante de los acuerdos, de los consensos, que eso era la interculturalidad para él y debería ser el fundamento para nosotros». También la consejera de Justicia, Rosa Aguilar, quiso estar en el homenaje «desde el sentimiento, desde mi corazón y desde mi profundo reconocimiento a un hombre como Luis Rodríguez, que quiso dar un paso en un momento determinado para comprometerse con nuestra ciudad en el ámbito cultural».

Para la alcaldesa, Isabel Ambrosio, «es todo un honor poder participar en un acto homenaje a alguien que calificaría como una persona buena, con una actitud ante la vida envidiable, del que deberíamos imitar muchas cosas». Y añadió que «me quedo de él con dos actitudes ante la vida: la capacidad de diálogo hasta la extenuación, y la pasión en todo lo que emprendía». También la subdelegada del Gobierno, Rafaela Valenzuela, tuvo unas palabras para su «amigo», que la apoyó en sus malos momentos, pero también destacó su trabajo conjunto por la cultura.