Ayudar a chicas jóvenes y mujeres que necesitan apoyo para el tratamiento de adicciones con o sin sustancia, que presentan algún tipo de adicción emocional o de comportamiento o con las que se puede trabajar para prevenir este tipo de conductas es el objetivo fundamental con el que abrió hace un año en el centro cívico Lepanto, en la Casa Ciudadana, la asociación Hogar Mariposas, cuya presidenta es la psicóloga Carmen Muela.

Este centro cuenta con el registro de Servicios Sociales, así como con el apoyo de la Junta, del Instituto Andaluz de la Mujer, de la Diputación y del Ayuntamiento de Córdoba. Hogar Mariposas presta asistencia personalizada y teléfonica a usuarias y familiares, existiendo además un programa específico para chicas jóvenes, llamado Crisálida (donde se trata de combatir los micromachismos) y también se trabaja, sobre todo en institutos y centros educativos, la prevención del bullying, del acoso escolar y la sensibilización sobre los riesgos del abuso de las bebidas energéticas y su relación con otras adicciones.

«Los principales problemas que abordamos desde la asociación Hogar Mariposas en mujeres adultas son adicciones emocionales, que en muchas ocasiones subyacen tras haber haber sufrido algún tipo de violencia de genero. Como psicólogas y terapeutas trabajamos la rehabilitación de la adicción y el trastorno de estrés postraumático derivado de la violencia de genero», explica. «Muchas de las dependencias emocionales, también vienen acompañadas de dependencias, mayoritariamente al alcohol, psicofármacos, adicciones tecnológicas, hachís o cocaína. Cuando hablamos de una mujer con adicciones a sustancias, el trabajo con la familia es fundamental. El obstáculo que hoy seguimos teniendo es que es difícil que un hombre ayude a una mujer alcohólica, síntoma de que nuestra sociedad aún no ha avanzado. A hombres de determinadas edades les sigue dando vergüenza reconocer que su mujer es alcohólica y también a las propias afectadas», destaca Muela.

La presidenta de Hogar Mariposas expone que «los psicofármacos representan otra adicción muy importante que abordamos en nuestro centro». «En cuanto a la juventud, los principales problemas con los que nos encontramos son su adicción creciente al juego de azar patológico, con campañas televisivas y publicidades llamativas, protagonizadas por personajes populares e ídolos de la juventud. Además, entiendo que se están incumpliendo medidas de seguridad al poner salas de juego tan cerca de centros educativos», lamenta Muela.

«Por otro lado, estamos desarrollando la campaña Ciberacoso, Mi intimidad no es viral, para concienciar sobre un uso responsable de las tecnologías en los jóvenes y adultos y para prevenir conductas de riesgo y autolíticas. Y también trabajamos situaciones de acoso y como enfrentarnos y actuar ante ellas para protegernos», añade Carmen Muela. En «nuestro primer año de actividad nos hemos encontrado en varias ocasiones a dos generaciones con problemas de dependencias emocionales», recalca.

Por otra parte, Muela se muestra muy satisfecha del resultado de la puesta en marcha del huerto terapéutico para mujeres con alguna adicción o en riesgo de exclusión social. «El grupo consta de 14 mujeres (5 de tercer grado, 5 residentes en zonas de exclusión social y 4 de barriadas normalizadas», añade Muela.