«Artísticamente, sin dudas y de largo ha sido la mejor de las ocho ediciones». Así de contundente se manifestaba ayer el alcalde de Encina Reales, Gabriel González, al hacer un balance de la octava Noche Encandilada de Encinas Reales, ya consolidada como un referente cultural, de ocio y turístico en los veranos cordobeses, en donde un año más una localidad de 2.300 habitantes duplica en número de visitantes esa cifra.

Al respecto, el programa se desarrolló según la minuciosa planificación realizada y la intervención de cientos de vecinos de la localidad, bien iluminando artísticamente las fachadas de sus calles y plazas o, como los del centro de mayores, participando activamente en las representaciones y puesta en valor de los escenarios y actuaciones.

Bodas de sangre, El romancero gitano o Un poeta en Nueva York, entre otras obras reivindicadas y ensalzadas como tema de esta edición, tuvieron la noche del sábado y madrugada del domingo música, voces y, sobre todo, luces de sobra para ensalzar el legado de García Lorca al calor de las llamar de cera de Encinas Reales.

Sin embargo, hay un componente social y psicológico que, como ocurre con la propia poesía, difícilmente puede explicarse. «Esta mañana -por ayer- uno no puede levantarse más orgulloso de Encinas Reales, y más siendo el alcalde. Ver tantísima capacidad en gente que te cruzas a diario y sorprenderse con lo que han hecho pueden realizar tus paisanos, el vecino de arriba, tu hija... eso no puede explicarse», decía ayer Gabriel González.