Una clienta entra en la librería Títere preguntando por El Libro de Gloria Fuertes para niños y niñas y la respuesta que obtiene de su librera habitual es contundente: «Hoy todo tiene el 5% de descuento, estamos de fiesta». Imágenes similares a esta se repitieron a lo largo del día de ayer en las librerías cordobesas con motivo de su fiesta nacional, en el que los libreros aprovecharon para poner en valor el papel de los pequeños comercios e incitar al aumento de lectores.

Desde hace siete años, la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros, con el apoyo del Ministerio de Cultura, dedica un día a generar atractivo en torno a esos pequeños distribuidores de historias y saber que cada vez pasan más desapercibidos debido a la disminución del público lector y el aumento de las grandes superficies. «Si se comprasen más libros no haría falta poner un día como este», declara Ana Rivas tras el mostrador de La República de las Letras, librería especializada en poesía, literatura y ensayo que celebró el día con la inauguración de una sección sobre libros, librerías y autores. Rivas es bibliotecaria y, como lectora, no concibe la compra de ejemplares sin la atención personalizada que ofrece el pequeño comercio. «Si yo leo, quiero hablar con alguien que sepa de libros, lo otro es un supermercado», comenta. Además, Rivas cree que «en las librerías de Córdoba se hace un trabajo maravilloso que merece ser tenido en cuenta, aunque sea solo por un día».

La librería Títere, con un público mayoritariamente femenino y las ventas enfocadas a la literatura infantil y juvenil, no llevó a cabo ninguna de sus sesiones habituales de cuentacuentos para la ocasión, pero sí aplicó un descuento del que pudieron beneficiarse clientas asiduas como Mónica García, quien procura «acudir a pequeñas librerías antes que a grandes superficies, por principios». Su librera, Hermenegilda Moreno, presidenta de la Asociación de papelerías y librerías de Córdoba (Aplico), cree que Córdoba debería plantearse «si quiere o no una ciudad con librerías» y actuar en consecuencia. El acto más representativo tuvo lugar en la Librería Luque, que celebró un Elogio a las librerías al que acudió el poeta José Antonio Santano para presentar su último libro, La voz ausente, y transmitir sus experiencias y opiniones en torno a las librerías. Javier Luque Cabezas, administrador de esta librería a punto de cumplir los cien años, cree que estos actos son fundamentales «para entrar en contacto con el mundo de la cultura», en el que «las librerías luchan por estar presentes», y superar otras tentaciones actuales para emplear el tiempo libre.