El obispo de Bangassou, el cordobés Juan José Aguirre, que ha estado recientemente en Córdoba presidiendo la comida a favor de la población africana donde desarrolla su misión religiosa, ya regresó de nuevo a la República Centroafricana, donde el Jueves Santo celebró, junto a su obispo auxiliar y otros sacerdotes, el acto religioso del lavatorio de los pies junto a nativos de Bangui.

Según ha contado el propio Juan José Aguirre en un escrito para la Fundación Bangassou, de momento le es imposible llegar a Bangassou, debido al clima violento y bélico que se vive en esta zona donde este misionero cordobés realiza su labor religiosa. Sin embargo, el prelado cordobés está a la espera de novedades de las Naciones Unidas y del nuncio del Papa para que le dejen llegar hasta Bangassou en los próximos días. El lavatorio de los pies lo realizó Juan José Aguirre en una misa el Jueves Santo en el hospital central de Bangui, en una pequeña capilla, donde se agolpaban miles de enfermos y acompañantes que «siempre están allí y duermen en el suelo».

Aguirre destaca que después del rito cogió «la toalla, llena de suciedades», y la besó, «porque representaba a Cristo. El símbolo era esa toalla, antes del ofertorio». El obispo cordobés espera que pronto se tranquilice la situación en Bangassou y que pueda haber una salida para unos dos mil musulmanes que desde hace casi un año este religioso (con la ayuda de más personas) tiene acogidos en la catedral y en el seminario para que escapen de la barbarie. Estos musulmanes huyeron después de que en mayo del año pasado sus escasas pertenencias fueran quemadas y arrasadas por los milicianos anti-Balaka. El obispo de Bangassou participó en el lavatorio de los pies, junto a su obispo auxiliar, Jesús Ruiz, que desarrolla su misión junto a Juan José Aguirre en República Centroafricana y que le es de gran ayuda. La República Centroafricana es el tercer país más pobre del mundo y en él desarrolla su misión religiosa, desde hace casi 38 años, Juan José Aguirre. En mayo del año pasado este religioso cordobés salió ileso de un tiroteo cuando refugió a unos dos mil musulmanes que huían de los guerrilleros anti-Balaka, en una jornada violenta en la que murió el imán de la mezquita de Bangassou.