Siempre han llamado mucho la atención de los viandantes, pero desde que Capitulares ha vuelto a abrirse al paso de ciudadanos y turistas, la familia de gatos que vive entre los restos del Templo Romano se ha convertido en verdadera protagonista del barrio y raro es el que pasa por allí y no recoge la imagen con su cámara. Sobre todo los foráneos.