Dieciséis muñecas, una de ellas de categoría infantil, ardieron anoche en Pozoblanco. Se cumplía así con el ritual que se repite cada año por las fiestas de San Isidro Labrador. La muñeca, de nombre Filomena, representa a la mujer que, según cuenta la tradición, tentó la virtud del santo. En Pozoblanco, asociaciones de todo tipo y vecinos a título particular las confeccionan con los materiales que fijan las bases del certamen que auspician la cofradía del santo labrador y el Ayuntamiento. Suelen representar escenas de la vida cotidiana, pero también otras relacionadas con la actualidad social.

Su quema es una excusa para que los vecinos se reúnan y disfruten de una agradable velada.

Pero ayer sábado, además, la noche de Pozoblanco se tiñó no solo de fuego sino también de música, aunque en este caso los sones provenían de la segunda Noche Blanca de Serenatas a María Auxiliadora, que los salesianos organizaron con motivo de la gran fiesta mariana de la congregación religiosa que celebran esta semana. Los cantos salían de las gargantas bajo las hornacinas dedicadas a la Virgen en distintas calles del municipio.

La música también fue protagonista, en la noche del vienes, de la mano de la banda municipal de Pozoblanco, que este año cumple sus 150 años de vida. Con este motivo organizó un baile, entre la calle Mayor y la Costanilla del Risquillo. Allí numerosas parejas bailaron al ritmo de la popular banda, mientras otros prefirieron solo disfrutar de la buena música.