Francisco Javier Girona Izquierdo nació hace 51 años en el seno de una familia humilde de Hornachuelos, en la cual fue el más pequeño de ocho hermanos. Cuando ya había cumplido dos años, se trasladaron a Guadalcázar a la finca El Baldío, donde el padre comenzó dedicándose a cuidar cerdos de cría. Allí permanecieron hasta que los hijos se hicieron mayores.

El hijo menor, después de varios oficios, sobre todo agrícolas, comenzó a trabajar como guarda rural en junio de 1993, profesión que ha venido ejerciendo con gran pasión hasta su fallecimiento. Ha formado parte del grupo que ha llevado a cabo el estudio para elaborar un nuevo Reglamento de Seguridad Privada, al mismo tiempo que ha sido uno de los miembros de la Comisión Mixta Central de Seguridad Privada e, incluso, vicepresidente de la Asociación Nacional de Guardas Rurales (Anaguar). Su colaboración ha sido muy estrecha con los miembros del Equipo Roca 31 de la Guardia Civil de Córdoba.

En el pasado mes de mayo del 2018, con motivo de la celebración del 174º aniversario de la fundación de la Guardia Civil, rodeado de familiares y amigos, en el salón de actos del rectorado de la Universidad de Córdoba, le fue impuesta por el subdelegado del Gobierno la condecoración de la Cruz del Mérito de la Guardia Civil con distintivo blanco, al igual que a otros miembros de la Benemérita y se les entregaron diplomas de reconocimiento. Tan alta distinción le fue concedida "por sobresalir con perseverancia y notoriedad en el cumplimiento de los deberes de su cargo, así como por distinguirse por una conducta ejemplar digna de resaltarse como mérito extraordinario".

Francisco Javier Girona siempre fue un buen esposo, padre y hermano, e igualmente amigo de sus numerosos amigos, que han podido disfrutar de su gran generosidad y de su calidad humana. Fue también un gran aficionado a los caballos.

Nuestro sentido pésame para su esposa Victoria y para sus hijos Javier e Inmaculada, que tanto le han apoyado a lo largo de su dura enfermedad.