Mayo es sinónimo, en Córdoba y provincia, de cruces, patios, romerías, ferias y fiestas de todo tipo, que convierten al llamado mes de las flores en uno de los más intensos del particular calendario lúdico-festivo anual.

Un buen ejemplo de ello lo encontramos en Priego y sus Domingos de Mayo, celebración que remonta sus orígenes a la primera mitad del siglo XVII, cuando varias cofradías y hermandades de la localidad sacan en procesión a sus imágenes titulares o celebran novenarios o septenarios «para la petición de lluvia» e, igualmente, «por los buenos temporales y conservación de los frutos de la tierra», como se recoge en las constituciones de varias de ellas, que desde esa fecha y de manera ininterrumpida han venido celebrando estas fiestas de marcado carácter religioso.

Cinco hermandades (Caridad, Buen Suceso, Soledad, Nazareno y Columna) son las que, por este orden, toman parte en los Domingos de Mayo, que reciben su nombre por ser el último día de la semana en el que se celebra la solemne función principal y el desfile procesional de la imagen titular, como ocurría ayer con María Santísima de los Desamparados, encargada un año más de abrir este ciclo festivo.

Junto al desfile procesional, artísticos retablos de flores y luces, la participación de destacadas corales, orquestas y bandas, así como la subasta de regalos donados por los hermanos, conocida popularmente como «rifa», son otras señas de identidad de una de las celebraciones más genuinas y originales de Priego.