La tradición no entiende de borrasca Enma ni de condiciones climatológicas adversas. Es más, hace el milagro de brindar una tregua para convocar a numerosos grupos de personas para que se suban a un autobús, recorran más o menos kilómetros para llegar a Puente Genil y asistan a un encuentro nacional de encajeras de bolillo. Ya van quince en el municipio cordobés, certificándose un año más que es la capital regional del encaje de bolillo, dado que alrededor de 800 aficionados se dieron cita en el patio del colegio Compañía de María para compartir sus trabajos, intercambiar impresiones sobre las técnicas que emplean, adquirir artículos que solo aquellas mercerías especializadas pueden ofrecer, y para vivir reencuentros entre conocidos gracias a este arte.

Era fácil observar a un conjunto de artistas entretejer hilos que inicialmente están enrollados en bobinas. Ese es el bolillo, que conforme progresa el trabajo, el tejido se va sujetando mediante alfileres clavados en una almohadilla llamada «mundillo».

Todo un mundo como el del encaje de bolillo, que reunió ayer en uno de los encuentros más grandes de Andalucía a personas procedentes de más de 60 municipios de toda España. Lino, seda, lana y hasta algodón. Elementos indispensables para hacer encaje de bolillo, aunque no son los únicos. El lado personal también cuenta, convirtiendo la paciencia, la pasión, el gusto por el arte, la búsqueda de la relajación, en la satisfacción de generar algo propio con lo que sentir alegría por el trabajo bien hecho.