Montoro vivió ayer una de sus tradiciones más arraigadas. Cuenta la leyenda que después de un largo bloqueo, durante la Reconquista, el valeroso capitán Domingo de Lara, con sus huestes castellanas, logró apoderarse, el 19 de agosto del año 1238, del barrio que lleva su nombre, sito fuera del recinto amurallado, continuando defendiéndose los sitiados con heroísmo. Desde el 24 de agosto de dicho año, San Bartolomé se convirtió en patrón de la ciudad.

En la fachada de la iglesia de la plaza de España, dedicada al protector, se recoge el momento en el que pisa el cuello de la Diablilla como símbolo del vencimiento del bien frente al mal. Con una escenificación, ayer se reprodujo este hecho ante la mirada atenta de niños y mayores.

La Diablilla (Antonio Baltanás) fue capturada por San Bartolomé (Fernando Pérez), mientras los vecinos con las medallas de los patronos no podían ser capturados por el diablo. Este año se han aumentado las actividades, dada la gran atracción que tiene la fiesta para los vecinos. Por ello, la noche del miércoles tuvo lugar un taller de luminarias de sandías organizado por la Asociación de Amigos de la Diablilla mientras ésta campaba a sus anchas por calles y plazas del pueblo.

La alcaldesa, Ana María Romero, comentó ayer a este periódico que «desde nuestra institución tenemos el compromiso de seguir fomentando esta fiesta popular, donde los niños son los protagonistas, gracias también al apoyo de la cofradía de los patronos». Anoche concluyeron las fiestas con la procesión.