Una ruidosa y multitudinaria marcha automovilística ha llenado este sábado los centros de las capitales de provincia en la convocatoria "Fase Libertad" de Vox, con gran estruendo de cláxones de coche y gritos y carteles dando vivas a España y exigiendo: "Gobierno dimisión" y "Sánchez vete ya".

No les resultará fácil a las autoridades de las distintas ciudades calcular una cifra real de manifestantes, y esa es la primera característica de esta inédita forma de protesta, pues las personas, hasta cinco si eran de la misma familia, iban a bordo de los automóviles presentando un gran dificultad del recuento. A falta de personas, coches: los organizadores cifran en "miles" los que han acudido al barrio de Salamanca madrileño, principal foco de la protesta, donde los coches y motos han continuado parados pese a las peticiones de Policía y organizadores de que se disolvieran para poder dar vía libre al tráfico.

Durante la manifestación, diversos dirigentes de Vox se han dirigido a sus seguidores de toda España por un canal de Youtube. El presidente de la formación de extrema derecha, Santiago Abascal, ha formulado gruesas acusaciones contra el Gobierno de Pedro Sánchez, como que "ha dejado morir a los ancianos", o "ha tratado a los niños peor que a los perros". La diputada Macarena Olona, como su presidente, ha recordado que llevarán a los tribunales al gobierno por "su gestión negligente con resultado de muerte".

Las arengas se iban sucediendo desde la azotea de un autobús turístico alquilado para la ocasión en el que el portavoz parlamentario Iván Espinosa de los Monteros ha recordado "las colas del hambre que vemos con las ongs con las que colaboramos". Su esposa, la parlamentaria madrileña Rocío Monasterio, ha denunciado: "El gobierno socialcomunista está aprovechando la debilidad del país para imponer una ideología totalitaria", impulsada, ha dicho Abascal en alusión a Pablo Iglesias, "por un comunista de obediencia extranjera".

Sin banderas franquistas

Una nube de banderas de España flotaba entre el humo de los vehículos y el atronar de bocinas. Apenas se vieron símbolos franquistas, cuidadosamente evitados. Sí banderas con la cruz de Borgoña. Manifestantes que iban a pie refrendaron los temores de las autoridades sanitarias en Madrid, no guardando en absoluto la distancia de seguridad y quitándose la mascarilla para increpar a los periodistas de La Sexta colocados en un improvisado set de emisión.

En Valencia, uno de los asistentes, burlando la prohibición de descapotables, lució orgulloso dos palos de golf, símbolo de las primeras caceroladas en Madrid, hasta que le obligaron a guardarlos, informa Nacho Herrero.

En Barcelona, los vehículos atascaron la Diagonal, en contraste con el vacío de las arterias paralelas, entre rojigualdas, himnos militares y lemas que llamaban a Sánchez a cortar «los vínculos con el partido comunista chino», informa Júlia Regué.

Vox quiso catalizar la rabia de sus bases con la marcha. Fueron muchas las alusiones de sus dirigentes a la crisis económica. «Seguiremos saliendo a las calles», advirtió el número dos del partido, Javier Ortega-Smith. La diputada Macarena Olona, como su presidente, recordó que llevarán a los tribunales al Gobierno por su «gestión negligente con resultado de muerte».

Se vio, además, en Santiago Abascal un intento de erigir un tótem, un monumento dialéctico a los caídos de esta pandemia, en torno al cual reunir la ira de sus seguidores: «No olvidemos nunca lo que nos han hecho», clamó desde su autobús.