Son 3.082 compromisarios. De Córdoba vienen 44, incluidos los miembros natos --el presidente provincial, los diputados y senadores-- ,y de Andalucía 543. De estos tres mil delegados, es posible que la mayor parte se conozca o tenga referencias, por la enorme cifra de cargos públicos y/o orgánicos, algunos perpetuados desde hace muchos años. Por eso, cuando por los pasillos se saludan, se dan palmadas en la espalda y se preguntan «y tú, ¿de quién eres?», como en la canción de No Me Pises Que Llevo Chanclas, no persiguen averiguar el pueblo o el mote de los abuelos, sino a quién van a votar, si a Soraya Sáenz de Santamaría o a Pablo Casado. También se escucha eso de «qué vienes, ¿por la novia o por el novio?». El símil no es muy afortunado, aquí no van a ser felices ni a comer perdices, pero la gente es muy libre de bromear, faltaría más. A fin de cuentas, los dos candidatos dicen que, si ganan, habrá integración y unidad. O divorcio al pie del altar, cualquiera sabe. Y algunos contestan a la pregunta, aunque muchos guardan silencio, sin contar con los que dicen una cosa y luego harán otra: el voto es secreto.

Pues, metáforas aparte, Córdoba es uno de los versos sueltos de Andalucía. Mientras el 54% de los votos andaluces fue para Soraya Sáenz de Santamaría, la militancia cordobesa le dio la victoria provincial a María Dolores de Cospedal, candidatura apoyada en la provincia por el exalcalde y exsecretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, que obtuvo el 39,3% de los apoyos. Como todos los tiempos se miden, una vez eliminada su lideresa en primera vuelta, Nieto se ha esperado a que Cospedal le hiciera arrumacos a Pablo Casado para dar el paso y difundir su apoyo al candidato, que acude al congreso extraordinario con el aval de los cuatro aspirantes que no superaron el corte.

El presidente provincial, Adolfo Molina, se ha pronunciado en público y dice dejar libertad de voto a los compromisarios. Pase lo que pase, dice que pondrá el partido de Córdoba al servicio del que gane, pues de lo que se trata es de cohesionar la formación. Es cierto que el premio de la opción ganadora será más grande para los que hayan tenido la osadía de decantarse a la vista de todos, pero igualmente grande puede ser el castigo si se respalda a la opción perdedora. Mejor trasladar posiciones en privado, han debido pensar, así que en Córdoba se han pronunciado con claridad José Antonio Nieto por Casado y el diputado Rafael Merino por Sáenz de Santamaría. Luego, en el resto de la lista, de los compromisarios que inicialmente dieron su voto a Cospedal algunos se consideran libres de decantarse por Soraya, lo han dicho en privado e incluso se lo han hecho saber a otros miembros de la delegación, pero la idea que cunde es que los casadistas serán mayoría en Córdoba. Puede que nunca lo sepamos, pues el voto es secreto, pero tiene su morbo. Pero me atrevería a decir que al menos 10 de los delegados de Córdoba darán su apoyo a Soraya y los 34 restantes a Casado.

Para algunos observadores, la guerra planteada es entre las posiciones institucionales (ahí lleva ventaja la exvicepresidenta del Gobierno) y las posiciones orgánicas (ahí están los resortes del aparato que pueda mover Cospedal a favor de Casado). Y otra coincidencia en los comentarios habla de que este congreso lo van a decidir los delegados que no son ni de la novia ni del novio, un bloque de indecisos que se estima en torno a 500 compromisarios y que decantaría un resultado ajustado, en el que el ganador apenas superaría al perdedor por unos cien o doscientos votos. Pero, ¿no ganó Zapatero a Bono por ocho votos cuando se presentó por primera vez a la secretaría general del PSOE?

Soraya reclama unidad, y defiende la filosofía de «que gobierne la lista más votada», pero estas primarias no se han montado para que los compromisarios lleven mandato de los militantes, así que el resultado sigue abierto.

Por lo demás, la jornada de ayer fue muy tranquila en el hotel Auditorium. Era el día de la despedida de Rajoy y no merecía el presidente un conflicto entre ambos contendientes a ocupar el sillón que deja vacío. Hoy es el día clave. En la listas que los dos aspirantes lleven para formar su equipo ejecutivo, no aparecerá ningún cordobés. Si gana Casado, días después del congreso, Nieto podría tener un cago de relevancia en la dirección nacional.