La legislatura en Cataluña se asoma al abismo y el Parlament sucumbe a la parálisis tras el enésimo cisma entre JxCat y ERC a cuenta de la inhabilitación del president Quim Torra. La Mesa de la Cámara catalana acordó ayer por asentimiento dejar al jefe del Govern sin escaño y acatar, de facto, la orden de la Junta Electoral ratificada por el Tribunal Supremo. Los independentistas fueron incapaces de coser una respuesta conjunta al veto y escenificaron un choque estratégico que ya nadie se esfuerza en maquillar. La convocatoria electoral es ya un escenario que estudian las direcciones de los dos partidos.

El secretario general del Parlament, Xavier Muro, como responsable de la administración parlamentaria, dio instrucciones a los servicios de la cámara para que ejecutaran a primera hora de la mañana la orden de la JEC para hacer efectiva la pérdida de la condición de diputado de Torra y tramitara las credenciales de la siguiente en la papeleta de JxCat por Barcelona, Maria Senserrich. Los posconvergentes se quedaron solos en su intento de desobedecer en la reunión de la Mesa y ERC puso por delante la defensa del Parlament y la protección de su presidente, Roger Torrent, expuesto a una lluvia de querellas por desobediencia si optaba por desoír al alto tribunal.

TORRENT LO JUSTIFICA

El pleno comenzó con la justificación de Torrent, que anunció que no contabilizaría el voto de Torra para garantizar la «validez» de todas las decisiones, aunque se comprometió a trabajar para «revertir esta situación». Torra pidió entonces la palabra y le retó a blindar su acta: «Soy diputado y presidente de Cataluña y únicamente el pleno de este Parlament puede cambiar estas dos realidades [...] Le pido que garantice mis derechos como diputado como ha hecho siempre».

El jefe del Govern se mostró esperanzado en que la Cámara «revierta esta irregularidad, este hecho ilegal, de forma inmediata, porque de lo contrario pondrá en riesgo la continuidad de las instituciones», avisó. Sin rodeos, acusó a Torrent de hacer caso omiso a lo acordado en el pleno que le ratificó como en sus cargos el pasado 4 de enero y a la declaración del día 10 del mismo mes que ofició el Govern y que contaba con el espaldarazo de ERC.

«Su discurso dejó la fotografía de la ruptura definitiva. Los consejeros y diputados de JxCat se levantaron de sus escaños para ovacionarle, pero los republicanos no se movieron de sus asientos. El pleno fue suspendido poco después porque la bancada de Cs se levantó al grito de «delincuente» contra Torra.

Desde ERC replicaron que la «desobediencia estéril» es un sinsentido y que las maniobras simbólicas tienen corto recorrido. Los republicanos quieren sellar los presupuestos para el 2020 pactados con los comuns y, si Torra vota, todas las decisiones que tome la Cámara serán impugnadas. La oposición dio por agotada la legislatura.

JXCAT SE PLANTA

Los posconvergentes, por su parte, anunciaron que no emitirán ningún voto hasta que el president vuelva a ser reconocido como diputado. El portavoz del partido, Albert Batet, sostuvo que no se pronunciarán en ninguna votación hasta que esta decisión sea revertida. Su maniobra hizo que no se sacara adelante el presupuesto del Parlament que diseñó su propio partido y que generó otra disputa con Torrent.

Los socios de Govern se darán una pequeña tregua hoy, cuando el exvicepresidente Oriol Junqueras y los exconsejeros Raül Romeva, Dolors Bassa, Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn salgan de la cárcel y vuelvan al Parlament para comparecer ante la comisión de investigación sobre la aplicación del 155 en Cataluña.