La ronda de contactos del Rey Felipe VI con los representantes de todos los partidos políticos para explorar la gobernabilidad del país ha comenzado este miércoles, con las formaciones de menor peso dejando un mensaje claro tras su paso por el Palacio de la Zarzuela: Pedro Sánchez no se ha puesto en contacto con ellos para negociar su investidura. Así lo han explicado el diputado del Partido Regionalista Cántabro (PRC), José María Mazón, el de Compromís, Joan Baldoví, el líder de Equo, Juantxo Uralde, y el de Unidad del Pueblo Navarro (UPN), Javier Esparza.

El apoyo de los tres primeros dirigentes a la reelección del líder socialista se daba por muy probable, pero no el de Esparza, que ha sido quien ha aportado la principal novedad. Su partido, que obtuvo dos diputados en las generales del pasado abril, se abre a negociar la investidura de Sánchez, "explorando" un apoyo o, lo que parece más probable, una abstención. "Estamos dispuestos a abordar distintos acuerdos que permitan que el independentismo no decida sobre el futuro de España", ha dicho Esparza, que ha querido ser "muy claro".

Sus palabras tienen una gran relevancia en el contexto actual. UPN se presentó en las generales de abril y en las autonómicas de mayo dentro de la coalición Navarra Suma, junto al PP y Cs. Esta nueva formación ganó los comicios de hace una semana y media, pero para gobernar necesitaría la abstención de los socialistas navarros, algo que desea Sánchez. Sin embargo, la líder territorial del PSOE en la comunidad foral, María Chivite, que obtuvo 11 diputados autonómicos, ha decidido seguir adelante, buscando alcanzar la presidencia de la comunidad foral a través del apoyo de Geroa Bai (9), Podemos (2) e Izquierda-Ezquerra (1) y la abstención de EH Bildu, algo que rechaza la dirección socialista por la implicación de los aberzales. Con sus declaraciones, Esparza ha venido a decir que si el PSOE permite que la derecha gobierne en Navarra, UPN colaborará para que los socialistas gobiernen en toda España, rebajando simultáneamente la influencia de EH Bildu en el Parlamento autonómico y la de ERC y el PDECat en el Congreso. De esta forma, además, si los dos representantes de Coalición Canaria en la Cámara baja votasen en contra de la investidura de Sánchez, los socialistas podrían tener un recambio en el partido foralista.

LÍNEAS ROJAS

En cualquier caso, todos los movimientos son muy incipientes. Mazón, el primero en reunirse con el monarca por ser el que menos votos cosechó el 28-A, ha explicado que, por el momento, ningún miembro del PSOE ha puesto encima de la mesa una "oferta formal" de cara a la investidura. Aun así, el diputado cántabro ya ha fijado sus líneas rojas: que el futuro gobierno cumpla los compromisos -principalmente de carácter económico- adquiridos con Cantabria y no pacte con los independentistas.

En la misma situación se encuentra Baldoví que, preguntado sobre la posibilidad de apoyar a Sánchez sin que haya una negociación previa, ha reprochado que eso "sería una falta de respeto a los ciudadanos" y "faltar a la más elemental regla de la cortesía". "Creo que tiene que haber ese diálogo entre PSOE y Compromís para que fruto de ese acuerdo tenga nuestro voto a favor", ha sentenciado. Un acuerdo en el que la Baldoví exigira que se incluya la reforma de la financiación autonómica.

A continuación, Uralde ha explicado sus condiciones al rey: la entrada de Unidas Podemos en el próximo ejecutivo. "Le hemos trasladado al Rey que apoyaremos un Gobierno de Sánchez siempre que formemos parte de ese Gobierno", ha insistido el líder del partido ambientalista, con quien tampoco han hablado los dirigentes del PSOE.