El juicio a los impulsores del referéndum del 1 de octubre y la declaración de independencia va a marcar irremediablemente el año político que empieza. Y ayer, el presidente Quim Torra dedicó parte de su discurso de fin de año a exhortar a los independentistas a encarar desde la coordinación táctica «un año que será decisivo para todos».

El Supremo juzgará a partir de las próximas semanas a 12 de los principales líderes del procés, y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña lo hará con otros seis. La petición de penas de la fiscalía por los presuntos delitos de rebelión, sedición, malversación y desobediencia es abultada: en el caso de Oriol Junqueras llega hasta los 25 años. Ante este escenario, Torra lanzó un mensaje a los independentistas: «Nos tenemos que exigir ser más fuertes en la unidad».

El presidente de la Generalitat animó a los soberanistas a «dejar atrás las desconfianzas y las diferencias» que les puedan «separar», para que «la generosidad vuelva a ser el vehículo de la expresión colectiva».

Repitiendo un discurso en el que lleva insistiendo desde hace meses, Torra vinculó las reivindicaciones soberanistas con las de los que defienden «los derechos civiles, sociales y políticos de todos». Y también con las de quienes están de acuerdo en «aislar y denunciar a la extrema derecha y el fascismo como hacen todas las democracias europeas», después de la irrupción de Vox en Andalucía.

Aunque señaló que que «el año que empieza debe servir para realizar el mandato democrático de libertad, para rebelarse ante la injusticia y para hacer caer los muros de la opresión». En un discurso hubo pocos mensajes al Gobierno español. Torra prometió que no dejará de insistir en «el diálogo y la negociación», pero también en «la necesaria mediación internacional» que rechaza el Ejecutivo de Pedro Sánchez.